La 'España secreta', en riesgo

Cuando una familia británica buscaba una zona que cumpliese los requisitos exigidos por los gustos de sus diferentes miembros, después de revisar libros, mapas y folletos, decidió viajar a lo que el diario Observer calificaba hace unos días como la España secreta, un trozo de la costa asturiana aún no abrumada por los rascacielos, la comida rápida y la avalancha turística. Pero el Llanes del que disfrutaron hace unos meses puede no ser el mismo en fechas próximas. Porque el concejo se encuentra en medio de una polémica de desarrollo urbanístico en la que se enfrentan la Asociació...

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Cuando una familia británica buscaba una zona que cumpliese los requisitos exigidos por los gustos de sus diferentes miembros, después de revisar libros, mapas y folletos, decidió viajar a lo que el diario Observer calificaba hace unos días como la España secreta, un trozo de la costa asturiana aún no abrumada por los rascacielos, la comida rápida y la avalancha turística. Pero el Llanes del que disfrutaron hace unos meses puede no ser el mismo en fechas próximas. Porque el concejo se encuentra en medio de una polémica de desarrollo urbanístico en la que se enfrentan la Asociación de Vecinos y Amigos de Llanes (Avall), Ayuntamiento, organismos del Gobierno autonómico, Colegio de Arquitectos de Asturias y los casi cien grupos ecologistas de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA).A pesar de los retoques realizados por el ayuntamiento en respuesta a la presión social, siguen los descontentos. Los partidos CDS y PP (además de UI, que no tiene representación municipal), que a nivel provincial se opusieron a lo aprobado en su día por sus ediles llaniscos, lo siguen rechazando porque "no es más que el mismo plan con una máscara". Y para la Avall, "la desaparición de los convenios particulares es sólo nominal, porque esos mismos terrenos se califican ahora como suelo apto para urbanizar a través de los planes parciales".

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Germán Ojeda, presidente de la Fundación José Barreiro, del PSOE, partido que gobierna en el municipio, mantiene su oposición al plan porque no cumple debidamente la protección de la costa.

Hay muchos vecinos de la zona que son partidarios del plan. "Es necesario, y no es tan grave como la gente dice. No se puede seguir como hasta ahora", señalaba a EL PAÍS un industrial hostelero instalado en Barro. Pero también muchos lo rechazan frontalmente.

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