Shevardnadze, el soviético,

Las fuerzas políticas georgianas escarban en el pasado brezneviano del recién dimitido ministro

Las fuerzas políticas de la república caucásica de Georgia han evidenciado los sentimientos ambiguos que Edvard Shevardnadze despierta en su tierra natal en sus primeras reacciones a su dimisión como ministro de Exteriores.Georgia es una clave esencial de la personalidad y la trayectoria política de Shevardnadze, pero son pocos quienes comparten las opiniones del historiador y diputado Roy Medvedev y relacionan la dimisión con el complicado estado de cosas en aquella república, donde el Parlamento se dispone a investigar algunos asuntos ocurridos durante la gestión de Shevardnadze al frente de...

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Las fuerzas políticas de la república caucásica de Georgia han evidenciado los sentimientos ambiguos que Edvard Shevardnadze despierta en su tierra natal en sus primeras reacciones a su dimisión como ministro de Exteriores.Georgia es una clave esencial de la personalidad y la trayectoria política de Shevardnadze, pero son pocos quienes comparten las opiniones del historiador y diputado Roy Medvedev y relacionan la dimisión con el complicado estado de cosas en aquella república, donde el Parlamento se dispone a investigar algunos asuntos ocurridos durante la gestión de Shevardnadze al frente del partido comunista local, entre 1972 y 1985.

Medios políticos georgianos informaron que una comísión especial ha sido creada por el Sóviet Supremo de Georgia para esclarecer un caso que conmovió a la buena sociedad local a principios de los ochenta, cuando un grupo de adolescentes georgianos de buena familia secuestró un avión de Aeroflot en una aventura que se saldó con seis muertos y severas penas para los asaltantes.

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El presidente del Parlamento georgiano, Zviad Gamsajurdia, fue arrestado en 1977 como líder de la Unión de Helsinki, cuando Shevardnadze era primer secretario del partido comunista en la República.

En los setenta, el disidente Garrisajurdia y el comunista Shevardnadze estaban en lados distintos de la barrera. Hoy, ambos están en el mismo juego político, pero uno representa intereses nacionales georgianos, y el otro, soviéticos. La opinión pública georgiana está deslumbrada por Gamsajurdia, pero las tendenclas autoritarias de éste y su actitud ante otras minorías nacionales preocupa seriamente en sectores demócratas. En cambio, Shevardnadze, pese a su pasado de fidelidad a Breznev, es hoy un prototipo de la democratización en la URSS.Las fuerzas políticas georgianas en el poder parecen temer, de forma fundada o no, el retorno de Shevardnadze. La mejor manera de neutralizarlo es clasificarlo como soviético y escarbar en su pasado brezneviano. El ministro de Exteriores de Georgia, Gueorgui Joslitaria, dijo el sábado en Moscú que "Shevardnadze no es un político georgiano en la actualidad. Sus oportunidades en Georgia son muy pocas".

El presidente Gamsajurdia, por su parte, dijo creer que Shevardnadze volverá a Georgia "como ciudadano corriente y no se dedicará a la política". La importancia que Shevardnadze da a Georgia se reflejó en una entrevista en el programa televisivo Vsgliad. Shevardnadze afirmó que había estado a punto de dimitir tras la sangrienta represión del mitin realizado en Tbilisi el 9 de abril de 1989. El rumbo independentista de Georgia pone a Shevardnadze en una delicada situación y le plantea un conflicto de lealtades.

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