El pleito de las viudas

La justicia investiga un presunto delito de apropiación indebida en el 'caso Sampere'

Marzo de 1987. 10 horas. Juan Sampere está contento. Lleva dos años en libertad provisional y ha logrado su objetivo: montar una red de captación de fondos para invertir en Bolsa. En su oficina del Eixample barcelonés, Sampere acaba de despachar con Lluís Basté, el hombre pantalla que maneja las comunidades de bienes -Sitges, Gelida, Gestió, etcétera- que ha ido montando con la ayuda de algunos abogados. En unos dos años el financiero ha captado e invertido en Bolsa miles de millones de pesetas y ha dado mucho dinero a ganar a un buen número de personas. Tres años después todo son pérdidas y e...

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Marzo de 1987. 10 horas. Juan Sampere está contento. Lleva dos años en libertad provisional y ha logrado su objetivo: montar una red de captación de fondos para invertir en Bolsa. En su oficina del Eixample barcelonés, Sampere acaba de despachar con Lluís Basté, el hombre pantalla que maneja las comunidades de bienes -Sitges, Gelida, Gestió, etcétera- que ha ido montando con la ayuda de algunos abogados. En unos dos años el financiero ha captado e invertido en Bolsa miles de millones de pesetas y ha dado mucho dinero a ganar a un buen número de personas. Tres años después todo son pérdidas y estalla el escándalo: aflora un agujero de 2.000 millones.

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Juan Sampere -Juanito- tiene suerte. Bolsista hecho a sí mismo desde principios de los años cuarenta, cuando empezó con pantalón corto a frecuentar los corros de la Bolsa de Barcelona, invierte todo lo que capta en una Bolsa alcista.Junio de 1990, Sampere y su mano derecha, Lluís Basté, entran en el despacho del economista Eduardo Fondevila para confesarle que no tienen un céntimo. La Bolsa se ha derrumbado en los últimos meses y no pueden pagar a sus clientes. A Fondevila, que entregó dinero a Sampere e hizo de captador de fondos para él, se le remueve la silla en su despacho de la calle de Tuset. El escándalo está servido y trasciende cuando Nuria de Bes presenta la primera denuncia contra Fondevila, a quien había entregado 18 millones de pesetas.

Fondevila ha perdido el patrimonio familiar propiedad de su madre, viuda de un antiguo miembro del extinguido Colegio de Agentes de Cambio y Bolsa. En un primer intento por recuperar lo perdido, un núcleo próximo a Fondevila realiza gestiones ante ex miembros de la extinguida Junta Sindical de la Bolsa. La petición es que ésta se haga responsable del agujero con fondos obtenidos con la venta, en 1989, de un inmueble en pleno centro de Barcelona -el edificio del Forum Vergés-, que en su día efectuó el colegio. Las familias de algunos ex agentes reclaman su parte en aquellas desinversiones por medio de demandas, conocidas como el pleito de las viudas. No hay acuerdo; por un lado, el colegio de agentes ya no existe, y por otro, la Sociedad Rectora de la Bolsa no tiene nada que ver en el caso ya que el agujero está fuera de la Bolsa.

Al margen de las múltiples denuncias presentadas, cuatro meses después de estallar el escándalo las diligencias judiciales para esclarecer el sumario del caso Sampere se están encaminando hacia algo que puede hundir al veterano apoderado: la existencia de un delito de apropiación indebida. Esta vía de investigación abierta por la juez que lleva el caso, Montserrat Comas de Argemir, podría estar concluida en dos semanas.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha revelan que los ¡ritermediarios Inverbroker y Gaesco liquidaron operaciones a las comunidades de bienes apoderadas por Basté (en realidad Sampere) por un valor inferior a 1.000 millones de pesetas, mientras que el agujero en las comunidades de bienes que administraba Basté sería de unos 2.000 millores. La juez Comas de Argemir trata de cuadrar estos datos e intenta demostrar que hubo apropiación indebida.

Existen dudas, sin embargo, sobre si Sampere fue el único cerebro de todo este montaje ilegal de captación de dinero para invertir en Bolsa. Él se ha arrogado el protagonismo de todo el entramado, y ha afirmado que daba órdenes de compra-venta personalmente a algunas sociedades de valores, dato que contrasta con las afirmaciones de éstas, cuando dicen que desconocían que Sampere estaba detrás de esas operaciones.

La lista de inversores de Fondevila -entre los que se encuentra José María de Porcioles, hijo del ex alcalde de Barcelona- conduce hacia instituciones como el Club de Tenis Barcelona o restaurantes frecuentados por financieros de la ciudad, en los que Sampere y Basté encandilaban a los potenciales inversores, atraídos por rentabilidades fuera de mercado o por la supuesta opacidad fiscal de los fondos transmitidos a través de comunidades de bienes.

La sociedad gestora de inversiones Teinsa restituyó recientemente alrededor de 400 millones de pesetas a un grupo de inversores perjudicados en el caso Sampere. El gesto de Teinsa -sellado en el despacho del penalista Carlos Rey- daba pie a pensar que Sampere pactaría con los perjudicados la devolución de los fondos que constituyen el agujero de 2.000 millones de pesetas.

Ni una peseta

Sampere no ha devuelto ni una peseta. De momento no ha conseguido reunir los 20 millones de pesetas que le exige la magistrada como fianza. El juzgado, que ha rechazado además una aportación de la hija del apoderado, Pilar Sampere, por considerarla parte implicada, analiza las sociedades patrimoniales de la familia como base para desvelar un delito de apropiación indebida.

Las diligencias del caso han revelado que Rafael Monjo, Ignacio Riera y Carlos Fernández, de Inverbroker, y Rafael de Córdoba, de Gaesco, conocían a Sarnpere y aceptaban sus órdenes de compra a pesar del funesto pasado del apoderado, cuyas prácticas en el mercado habían sido suspendidas en una orden administrativa promulgada por la Junta Sindical de la Bolsa de Barcelona en 1985. El motivo de aquella suspensión fue el agujero de 1.200 millones de pesetas encontrado en 1985 en el despacho del agente Alejo Buxeres y del que se responsabilizó a su apoderado Juan Sampere. Ahora, éste ha reincidido, pero la modalidad del presunto delito es a la inversa; se trata en este caso de operaciones efectuadas desde fuera de los despachos y encauzadas por "comunidades de bienes controladas por Sampere o su testaferro Lluís Basté", como figura en la propia declaración judicial del apoderado.

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