Cartas al director

Tierra incógnita

Tengo que cometer la grosería de ocupar espacio y molestar, pero sucede algo en Madrid, según veo en los periódicos, que me preocupa y me insinúa que el envío de esta carta sea oportuna.Mucho me llama la atención que los señores obispos no hayan publicado ni siquiera una línea sobre el planteo mental que exige la fusión en frío. Debo pensar que se trata de un terreno del que ellos lo ignoran todo. Yo también.

Pero veo desconcertado que sí opinan sobre otras actividades humanas de las que, indudablemente, lo ignoran todo. Se trata de esta cómica guerra o guerrilla que están desarrollando...

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Tengo que cometer la grosería de ocupar espacio y molestar, pero sucede algo en Madrid, según veo en los periódicos, que me preocupa y me insinúa que el envío de esta carta sea oportuna.Mucho me llama la atención que los señores obispos no hayan publicado ni siquiera una línea sobre el planteo mental que exige la fusión en frío. Debo pensar que se trata de un terreno del que ellos lo ignoran todo. Yo también.

Pero veo desconcertado que sí opinan sobre otras actividades humanas de las que, indudablemente, lo ignoran todo. Se trata de esta cómica guerra o guerrilla que están desarrollando de manera muy poco inteligente contra los condones y la sexualidad adolescente. Estoy seguro de que jamás ninguno de ellos, -Dios no lo permita- haya roto nunca su voto de castidad. En consecuencia, para ellos la sexualidad es una tierra incógnita de la cual sólo habrán tenido atisbos al leer el Viejo Testamento. Pero es indudable que estas lecturas no pueden haberles dado experiencia suficiente como para opinar sobre lo que siguen ignorando de manera absoluta.

Por tanto, lo digo con lástima, jamás pudieron disfrutar de la sexualidad, que es, repito, la más bella compensación que se nos ha dispensado para paliar la angustia de la muerte inevitable. Que Dios les perdone por el desprecio a esta ofrenda.-

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Las propiedades que la Iglesia católica posee en España están exentas de impuestos, los objetos de culto no pagan IVA, las escuelas que pagamos todos los españoles continúan impartiendo clases de religión y el Estado asigna cada año una considerable cantidad del dinero de todos los españoles a subvencionar a esta Iglesia. No obstante, monseñor Suquía se queja de que el Gobierno impulsa el laicismo militante.

En nombre de la libertad, el presdente de la Conferencia Episcopal exige que se recorte el derecho de todos los españoles a elegir libremente una línea de conducta.

Monseñor Suquía: quien dicta las normas de comportamiento de los católicos, es el Sumo Pontífice, no el Gobierno de todos los españoles (católicos, protestantes, musulmanes, agnósticos, ateos, etcétera). Si su máxima jerarquía condena el uso de anticonceptivos y declara que la práctica del aborto es pecado mortal, ¿qué más prohibiciones necesita un católico obediente de Roma? ¿Tan poco confía en su rebaño que no puede tolerar la idea de que deban ser ellos quienes digan libremente no ante la posibilidad de adquirir preservativos o de interrumpir voluntariamente un embarazo?

Es probable que el Gobierno cometa abusos de poder, pero en este caso me temo que quien se está excediendo en el suyo es la Conferencia Episcopal. Con profundo respeto hacia su persona y su religión, me permito sugerirle,

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monseñor, que respete los derechos de las personas que no estamos bajo su tutela. La Iglesia católica ya ha dictado sus normas; le ruego que no intente negar a los demás ciudadanos los medios necesarios para determinar responsablemente las nuestras. Puede que nuestros valores morales no coincidan con los suyos, pero no por ello son inexistentes ni menos respetables.- Anna Raventós. Sevilla.

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