EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Bush y Asad prefieren una solución pacífica a la crisis del Golfo y reiteran que Irak debe abandonar Kuwait

Los presidentes de EE UU y de Siria, George Bush y Hafez el Asaz, respectivamente, se reunieron ayer en Ginebra durante tres horas, más tiempo de lo previsto en principio, y llegaron a la conclusión de que es preferible una solución pacífica a la crisis del Golfo, pero subrayaron al mismo tiempo que Irak debe retirarse de Kuwait sin condiciones. Es la primera vez que los líderes de ambos países se entrevistan desde 1977, cuando Asad mantuvo un encuentro, también en Ginebra, con el entonces presidente Jimmy Carter. Las conversaciones entre Bush y Asad han puesto fin al viaje de ocho días del pr...

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Los presidentes de EE UU y de Siria, George Bush y Hafez el Asaz, respectivamente, se reunieron ayer en Ginebra durante tres horas, más tiempo de lo previsto en principio, y llegaron a la conclusión de que es preferible una solución pacífica a la crisis del Golfo, pero subrayaron al mismo tiempo que Irak debe retirarse de Kuwait sin condiciones. Es la primera vez que los líderes de ambos países se entrevistan desde 1977, cuando Asad mantuvo un encuentro, también en Ginebra, con el entonces presidente Jimmy Carter. Las conversaciones entre Bush y Asad han puesto fin al viaje de ocho días del presidente norteamericano en misión diplomática para buscar apoyo internacional contra Sadam Husein.

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Los dos dirigentes no quisieron hacer declaraciones personalmente a la prensa, pero la Casa Blanca hizo público un comunicado sobre el desarrollo del encuentro. De acuerdo con el mismo, Bush pidió ayuda al presidente sirio para obtener la liberación de los rehenes norteamericanos en Líbano. Ambos hablaron extensamente del tema terrorista, y a propósito de Líbano los dos estuvieron de acuerdo en la necesidad de que sean aplicados los acuerdos de Taif (Arabia Saudí) de 1989 para otorgar mayores derechos a la población musulmana.En torno al conflicto de Oriente Próximo, los dos líderes manifestaron "la importancia de seguir adelante conforme a las resoluciones 242 y 338 de Naciones Unidas".

Al entrar en el tema del Golfo, Bush y Asad "están convencidos", dice el comunicado, "de que la ocupación de Kuwait es inaceptable, de la misma manera que lo es cualquier solución parcial al problema". Los dos presidentes expresaron su preferencia por una solución pacífica y coincidieron en que el territorio invadido debe ser devuelto, y restaurado totalmente el Gobierno legítimo del país.

EE UU y Siria hicieron verdad ayer el viejo proverbio árabe según el cual "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Tras años de relaciones tempestuosas, la crisis del Golfo ha acercado a ambos países hasta el punto de reunir en Ginebra a sus máximos dirigentes. La cita se efectuó a petición de George Bush. Es exagerado interpretar este acercamiento como una alianza. Israel y la cuestión palestina siguen separando a Washington y Damasco.

Estados Unidos ha acusado a Siria durante muchos años de estimular el terrorismo internacional. Ésta era una de las causas de que las relaciones entre ambos se mantuvieran tensas.

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Todavía hoy, Siria permanece en la lista que anualmente publica el Departamento de Estado norteamericano de países que apoyan el terrorismo. La última acusación se remonta a diciembre de 1988, cuando un avión estadounidense estalló sobre Escocia y ocasionó la muerte de las 270 personas que viajaban a bordo. Las investigaciones vincularon el incidente a un grupo palestino con base en Damasco, aunque las autoridades sirias han negado que existieran evidencias que probaran la acusación.

Punto coincidente

Aun así, las posturas de ambos países sobre la crisis del Golfo se encuentran en un punto coincidente: la afirmación de la necesidad de la retirada iraquí de Kuwait. "Hablaré con él [Asad] sobre nuestros objetivos comunes en el Golfó", manifestó Bush poco después de anunciar la inesperada reunión.

Los analistas consideran que el apoyo sirio a la fuerza multinacional de 27 países resulta vital para la credibilidad de tan diversa alianza, que agrupa a fuerzas de todo el mundo.

Siria, junto con Arabia Saudí y Egipto, representa una de las principales potencias árabes de este bloque antiiraquí. Tradicional oponente político de Bagdad, Damasco ha prometido 20.000 hombres a esa fuerza multinacional, pero ha dejado claro que se opone a la acción militar que Estados Unidos está dispuesto a llevar a cabo para sacar a Irak del emirato.

En diversas ocasiones los medios de información sirios han expresado la oposición de Damasco a la ocupación iraquí, pero han insistido en su deseo de "preservar los valores espirituales y materiales de Irak, así como su potencial económico".

Esta sorprendente preocupación de Siria por los intereses de su enemigo político, en un momento en que la Administración norteamericana rechaza las soluciones parciales y considera todas las opciones posibles, tiene mucho que ver con la actitud de Estados Unidos hacia Israel y la cuestión palestina.

Damasco ha denunciado el aumento de la ayuda económica y militar norteamericana a Israel. A raíz de la matanza palestina en Jerusalén, hace mes y medio, los periódicos sirios incrernentaron su ataques a Washington y recordaron que la fuerza militar iraquí constituye un potencial estratégico frente al Estado judío.

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