LA CONSTRUCCIÓN DEL VIEJO CONTINENTE

La CE ayudará a llenar las despensas soviéticas

Los Doce hicieron ayer un esfuerzo por responder a las necesidades más inmediatas de los ciudadanos soviéticos. Los jefes de Estado o de Gobierno de la CE se comprometieron a conceder ayuda de emergencia para garantizarq ue las despensas no se queden sin los bienes más elementales. Para no herir el orgullo de la URSS, gran potencia pese a su subdesarrollo económico, este apoyo de urgencia para paliar el desabastecimiento alimentario adoptará la forma de ayuda al consumo. El presidente del Gobierno español, Felipe González, que llegó a Roma el viernes tras almorzar en Madrid con Mijail Gorbacho...

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Los Doce hicieron ayer un esfuerzo por responder a las necesidades más inmediatas de los ciudadanos soviéticos. Los jefes de Estado o de Gobierno de la CE se comprometieron a conceder ayuda de emergencia para garantizarq ue las despensas no se queden sin los bienes más elementales. Para no herir el orgullo de la URSS, gran potencia pese a su subdesarrollo económico, este apoyo de urgencia para paliar el desabastecimiento alimentario adoptará la forma de ayuda al consumo. El presidente del Gobierno español, Felipe González, que llegó a Roma el viernes tras almorzar en Madrid con Mijail Gorbachov, facilitó información de primera mano sobre las necesidades más apremiantes de la URSS.

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González mostró su satisfacción sobre la forma en que la cumbre extraordinaria de Roma ha tratado la problemática soviética. "Creo que el acuerdo adoptado corresponde a lo que yo he entendido que deseaba la URSS", y que el comunicado "expresa económica y políticamente el contenido de mis conversaciones con Gorbachov".El político español insistió, al igual que había hecho en Madrid durante la visita de Gorbachov, en que las relaciones con la URSS sean con el Gobierno central, en el entendido de que éste "debe ser el único interlocutor válido independientemente de cómo evolucione institucionalmente el país". "Me preocuparía enormemente si tuviéramos que gestionar nuestra relación a través de no sé cuántas instituciones diferentes".

Compás de espera

El Consejo Europeo recalcó la importancia que le concede al éxito de las reformas en la URSS y su voluntad de que los Doce contribuyan a ello de forma sustancial y concreta. La cumbre con que concluirá en Roma, los días 13 y 14 de diciembre, la presidencia italiana de la CE deberá concretar el grueso de la ayuda comunitaria a la URSS. Los créditos para la convertibilidad del rubio, apoyo a la balanza de pagos y sostén de las reformas estructurales habrán de esperar hasta entonces. Mientras tanto, se estudiará asimismo la idea holandesa de crear una "red europea de energía", mediante el intercambio de gas y petróleo soviéticos por tecnología occidental.

El montante de la ayuda global que necesita la URSS inquieta a los países comunitarios. "Lo que exige la Unión Soviética de la CE es mucho más de lo que el mundo occidental puede dar; es una finca demasiado grande para que la riegue sólo la Comunidad", señaló González, quien reconoció: "Si estuviera en la situación de Gorbachov también querría que la ayuda fuera inmediata y masiva". El presidente del Gobierno español se preguntó en voz alta si 150.000 millones de dólares serían suficientes para poner en orden la economía soviética.

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A propuesta de Francia, el Consejo Europeo solicitó a la Comisión que elabore las líneas maestras de un futuro "gran acuerdo de cooperación comercial, científica y técnica" con la Unión Soviética.

En su informe oral a los jefes de Estado y de Gobierno, el presidente de la Comisión, Jacques Delors, explicó que el retraso de la URSS en adoptar un programa de reformas económicas había impedido a la Comunidad formular propuestas concretas en la cumbre extraordinaria que ayer se clausuró en Roma, tal como se acordó el 26 de junio en la cita de Dublín.

Panorama amenazante

Delors dibujó un panorama soviético amenazante. El estancamiento económico, el amplio déficit de la balanza de pagos, las hostilidades entre algunas Repúblicas y la falta de confianza tanto interna como externa, amenazan el porvenir de la URSS.

La reciente decisión de permitir viajar libremente a los soviéticos preocupa especialmente a la Comunidad, "por el riesgo de que la CE se vea obligada a recibir entre cuatro y cinco millones de emigrantes en caso de fracaso económico".

Casi todos los líderes europeos apoyaron las propuestas de Delors, subrayadas por el presidente del Consejo, Giulio Andreotti, así como por Helmut Kohl y Felipe González, de aprobar en diciembre ayudas para la Unión Soviética en cooperación con otros países occidentales, y muy especialmente de Estados Unidos.

Tan sólo la primera ministra británica, Margaret Thatcher, insistió en que no se debe hacer nada hasta no disponer del informe económico que prepara el Fondo Monetario Internacional. "No podemos alimentar al mundo entero, no podemos administrar nuestras finanzas así". "¿Me he hecho entender bien?", preguntó en un momento en que la tensión había subido de tono. Andreotti fue rápido en su respuesta: "Señora, usted siempre es muy clara". El canciller Kohl pidió que las aguas del debate volvieran a su cauce porque "la discusión toma un giro desagradable y es menester mantener la decencia".

Respecto al apoyo para facilitar la transición hacia una economía de mercado en los países de Europa del Este, Helmut Kohl recalcó, y así se refleja en el comunicado final, que la ayuda a Hungría es prioritaria. Los Doce decidieron adelantar el segundo tramo del crédito de 1.000 millones de dólares concedido por la Comunidad Europea al Gobierno de Budapest.

A instancias del ministro italiano de Asuntos Exteriores, Gianni de Michelis, los Doce expresan sus votos por el mantenimiento de la unidad y la integridad territorial de Yugoslavia.

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