LA CRISIS DE ORIENTE PRÓXIMO

Matanza de palestinos ante la mezquita de Al Aqsa

Al menos 21 palestinos resultaron muertos y cerca de 300 heridos en los graves incidentes que les enfrentaron ayer con soldados y colonos israelíes en la explanada de la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén. La jornada más sangrienta desde el inicio de la Intifada tuvo un origen contrapuesto. Para los palestinos, se trata de una "matanza". Radio Israel, por su parte, les atribuye la provocación de arrojar piedras a un grupo de judíos.

Durante toda la tarde y la noche de ayer fue creciendo el número de víctimas, según iban llegando datos de fuentes hospitalarias, sin que al cierre de esta e...

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Al menos 21 palestinos resultaron muertos y cerca de 300 heridos en los graves incidentes que les enfrentaron ayer con soldados y colonos israelíes en la explanada de la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén. La jornada más sangrienta desde el inicio de la Intifada tuvo un origen contrapuesto. Para los palestinos, se trata de una "matanza". Radio Israel, por su parte, les atribuye la provocación de arrojar piedras a un grupo de judíos.

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Durante toda la tarde y la noche de ayer fue creciendo el número de víctimas, según iban llegando datos de fuentes hospitalarias, sin que al cierre de esta edición existieran datos definitivos.Avanzada la noche, algunas cifras, sin confirmación oficial, hablaban ya de 29 palestinos fallecidos, mientras que el Gobierno israelí, a través de su ministro del Interior, Ronni Milo, sólo había reconocido la muerte de 19 personas. Entretanto, otras fuentes de la propia policía israelí aseguraban a última hora de la tarde de ayer que el numero de víctimas mortales podía superar la veintena.

A pesar de que la policía acordonó rápidamente la zona y de que se cerraron los accesos a la ciudad, todavía a media, tarde seguía habiendo incidentes esporádicos en el barrio viejo de Jerusalén.

Fieles y guardias, heridos

Varios fieles judíos, 14 guardias de fronteras, y un turista resultaron heridos por golpes de piedra y fueron internados en hospitales israelíes. A uno de éstos fue trasladado igualmente un palestino alcanzado gravemente por una bala. Entre los fallecidos se encuentra, al parecer, el jeque Yusef Abu Shinej, uno de los dignatarios de Al Aqsa.

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La versión palestina no desmiente el lanzamiento de piedras, pero atribuye el estallido de los enfrentamientos a los miembros de la secta judía de extrema derecha Fieles del Monte del Templo. Esta secta ultraortodoxa convocó una manifestación para colocar la piedra basal del Tercer Templo judio en la explanada de las mezquitas, zona sobre la que exigen la soberanía israelí, conforme a la Ley de Anexión de Jerusalén promulgada por el Parlamento (Knesset) en 1980. Los Fieles del Monte del Templo pretenden reconstruir el templo de Salomón sobre su emplazamiento original, donde hoy se levantan las dos mezquitas veneradas por los musulmanes. Testigos presenciales aseguran que un grupo de manifestantes de dicha organización intentaron penetrar en la explanada a pesar de la prohibición de las fuerzas de orden público.

Miles de palestinos comenzaron a lanzar piedras contra los miles de judíos que se habían congregado para orar junto al Muro de las Lamentaciones el único resto del antiguo templo de Salomón, a unos 500 metros de las mezquitas mulsulmanas y 10 metros por debajo de la explanada. Los judíos celebraban la festividad de los Tabernáculos.

Aunque el Ejército inició de inmediato el bloqueo de todos los accesos a Jerusalén para impedir que palestinos de los alrededores pudieran acudir a manifestarse, las consecuencias no se hicieron esperar. En la banda de Gaza, un ciudadano árabe resultó muerto y otros 30 heridos por disparos de los soldados israelíes en los violentos enfrentamientos que provocó la noticia de los sucesos de Jerusalén de esa misma mañana. En Cisjordania, manifestaciones de protesta se extendieron con rapidez por Hebrón y los campos de refugiados de Nablús y Belén.

Versión oficial

Según la versión difundida por la policía israelí, los palestinos provocaron el incidente poco antes de mediodía. Congregados en la explanada donde se encuentran las mezquitas de Al Aqsa y Omar, el tercer lugar santo del islam, comenzaron a arrojar piedras a los judíos. Los policías dispararon entonces granadas lacrimógenas y balas reales, lo que enardeció aún más a los palestinos, que poco después atacaron e incendiaron la comisaría que se encuentra en la explanada, indicó la radio oficial de Tel Aviv.

Desde que comenzó la revuelta de las piedras (Intifada) el 9 de diciembre de 1987, esta ha sido la jornada más sangrienta vivida por el pueblo palestino que trata de lograr el establecimiento de su Estado en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania. Más de 800 palestinos han muerto desde entonces en enfrentamientos con los soldados israelíes.

La llegada de refuerzos policiales permitió la detención de centenares de palestinos. Otros buscaron refugio en el interior de las mezquitas, pero a última hora de la tarde todavía se encontraban rodeadas por policías y guardias de fronteras, sin que nadie se atreviera a romper la tensión. Mientras tanto, las persecuciones se extendieron a todos los alrededores del recinto y por las callejuelas de la ciudad vieja, donde la policía israelí aseguraba haber restablecido la calma.

[La policía israelí confiscó en la pasada noche las lleves de las puertas que dan a la explanada de las mezquitas del sector orienta¡ de Jerusalén, así como las de las propias mezquitas, según informaciones de fuentes palestinas pendientes de confirmación oficial, indica la agencia France Presse].

Un portavoz del Gobierno jordano condenó anoche los sucesos, que calificó de "incidente criminal, racista y premeditado". Ammán ha pedido "una intervención internacional rápida para poner fin a estos acontecimientos inhumanos y proteger a los ciudadanos palestinos de estas agresiones".

Desde que el pasado 2 de agosto las tropas de Sadam Husein invadieran Kuwait, los palestinos han apoyado con firmeza al líder iraquí. Para los habitantes de los territorios ocupados por Israel, la propuesta de Sadam para resolver de forma global todos los problemas de Oriente Próximo les ha devuelto las esperanzas, en un momento en que su lucha empezaba a quedar relegada. Además, la cruzada emprendida para liberar los lugares santos del islam en Arabia Saudí ha enardecido a las masas musulmanas.

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