La isla de las lágrimas

Ellis Island, el 'filtro' de América, se convierte en un museo sobre la inmigración

La Ellis Island se halla junto a la estatua de la Libertad, en el puerto de Nueva York, en la desembocadura del río Hudson. Entre 1892 y 1924, 12 millones de inmigrantes, en su mayoría italianos y europeos del Este, pasaron por este enorme filtro donde los agentes de inmigración decidían el destino de los llegados, su aislamiento en cuarentena o su deportación. A partir de hoy, lunes, la isla de Ellis se ha convertido en el primer museo dedicado a los movimientos migratorios que se registraron en Estados Unidos a principios de siglo. La obras de restauración han costado 15.600 millones de pese...

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La Ellis Island se halla junto a la estatua de la Libertad, en el puerto de Nueva York, en la desembocadura del río Hudson. Entre 1892 y 1924, 12 millones de inmigrantes, en su mayoría italianos y europeos del Este, pasaron por este enorme filtro donde los agentes de inmigración decidían el destino de los llegados, su aislamiento en cuarentena o su deportación. A partir de hoy, lunes, la isla de Ellis se ha convertido en el primer museo dedicado a los movimientos migratorios que se registraron en Estados Unidos a principios de siglo. La obras de restauración han costado 15.600 millones de pesetas.

El museo de la isla de Ellis recoge la historia de este lugar y las vicisitudes de aquellos inmigrantes desnutridos y temerosos que cruzaron el Atlántico en busca de la tierra prometida y que tras abandonar a isla de Ellis convirtieron este país en una gran potencia económica, política, militar y cultural. Ciento cuarenta millones de norteamericanos descienden directamente de aquellas personas que penetraron en Estados Unidos a través de los portales de Ellis.El edificio principal, construido por Boring & Tilton en 1897, y su Great hall, donde se identificaba a los recién llegados, ha sido restaurado, y los garabatos de las paredes, conservados y traducidos. También se han reconstruido los pupitres de la denominada escalera de la separación, donde se decidía el destino de los recién llegados, las habitaciones donde se ingresaba a los enfermos contagiosos, la sala de operaciones y el local donde los que no conseguían el visado de entrada podían argumentar sus razones para no ser deportados.

En el museo, el Ellis Island Immigration Museum, se explica el funcionamiento de los controles médicos, las razones que de terminaban una cuarentena, el destino de los que sufrían síntomas de turberculosis, sarampión u hongos, o los disgustos de los inmigrantes que eran deportados por tener tracoma, una enfermedad muy contagiosa que provocaba ceguera.

Objetos históricos

El nuevo museo contiene la primera colección de materiales originales procedentes de las primeras oleadas de inmigrantes. Se trata de objetos insignificantes, pero de gran valor sentimental e histórico, como biblias rusas, zapatos, castañuelas, fotografías familiares, petacas, peinetas, pañuelos...La restauración de este lugar ha sido posible gracias a la iniciativa privada y al empeño del empresario automovilístico Lee Iacocca, presidente de Chrysler Corporation, descendiente directo de unos inmigrantes italianos que entraron en América a través de la isla de Ellis. Otra fuente de ingresos para financiar las obras de reconstrucción de este lugar histórico ha sido la denominada Pared de honor. Se trata de una enorme lápida que ribetea la isla y en la que se puede leer el nombre de las personas que pasaron por aquí. Cualquier norteamericano que pague 10.000 pesetas puede ver grabado sus apellidos familiares en este lugar donde se han grabado ya 200.000 nombres.

El nuevo museo ha sido calificado por las autoridades norteamericanas de parque nacional y por tanto estará controlado por rangers. Se espera que la isla de Ellis reciba a 5.000 personas diarias, lo que representa una cifra cercana a los 15 millones de personas anuales. Los responsables del museo esperan avalanchas de turistas, pero confían en que la máxima afluencia no rebase la cifra de 11.747 inmigrantes que llegaron a este lugar el 17 de abril de 1907. La isla y sus dependencias de control fueron cerradas en 1954, y hasta 1983 sus únicos moradores fueron los espíritus de los inmigrantes que jamás lograron cruzar el río y las ratas. En 1983 se inició la restauración, cuyas obras, controladas por la Statue of Liberty-Ellis Island Foundation, han costado 15.600 millones de pesetas.

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