GUERRA EN EL GOLFO

Las tropas de EE UU, listas para una larga espera

Desde las tres de la madrugada de ayer, hora de Washington, las unidades de la Marina norteamericana desplegadas en la zona del golfo Pérsico y del mar Rojo están dispuestas a interceptar, por orden del presidente, George Bush, cualquier navío sospechoso de transportar mercancías para o desde Irak y Kuwait. La pregunta es: ¿cuál es el paso siguiente?

Bush se encuentra frente a la cuadratura del círculo que consiste en saber cómo desaloja a los iraquíes de Kuwait sin iniciar una guerra abierta contra Irak.Las tropas norteamericanas, de tierra, mar y aire, en el mayor despliegue militar e...

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Desde las tres de la madrugada de ayer, hora de Washington, las unidades de la Marina norteamericana desplegadas en la zona del golfo Pérsico y del mar Rojo están dispuestas a interceptar, por orden del presidente, George Bush, cualquier navío sospechoso de transportar mercancías para o desde Irak y Kuwait. La pregunta es: ¿cuál es el paso siguiente?

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Bush se encuentra frente a la cuadratura del círculo que consiste en saber cómo desaloja a los iraquíes de Kuwait sin iniciar una guerra abierta contra Irak.Las tropas norteamericanas, de tierra, mar y aire, en el mayor despliegue militar emprendido por EE UU desde Vietnam, ya se encuentran frente a Irak y Kuwait. ¿Qué van a hacer ahora?. De momento, esperar.

La Administración estadounidense ha dejado muy claro dos cosas: primera, que su despliegue tiene un único objeto, la defensa de la integridad territorial del reino wahabita frente a un posible ataque iraquí y la protección de los "intereses vitales" norteamericanos y occidentales, léase el petróleo, en la zona. En esto Bush tiene las ideas muy claras: según su propia definición, la conquista de las reservas saudíes por parte de Irak pondría en peligro the american way of life o el sistema de vida americano.

La segunda pretensión de Washington, no descansar hasta conseguir "la retirada inmediata, total e incondicional" de las tropas de Sadam Husein de Kuwait, está perfectamente enunciada. Pero, lo que nadie aclara es cómo se consigue, sin utilizar la fuerza militar, que los efectivos iraquíes en el emirato -unos 160.000 hombres, a los que se pueden unir otras 30 divisiones liberadas de las orillas del Chatt-el-Arab, si Bagdad finalmente llega a una paz con Teherán- abandonen sus actuales posiciones.

Analistas militares no creen que EE UU, salvo un incidente imprevisto, siempre posible entre dos fuerzas en tensión y armadas hasta los dientes, se encuentre en situación de poder lanzar con garantías de éxito un ataque hasta que complete su despliegue militar. La razón es sencilla. Aunque no queda duda alguna de que el dominio del mar y del aire está en poder de los norteamericanos y de los aliados que han enviado unidades al Golfo, la superioridad iraquí en fuerzas de tierra, tanques y vehículos acorazados es hasta ahora abrumadora.

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Un mínimo de 100.000 hombres

El punto crítico se alcanzará en un plazo máximo de dos o tres semanas, cuando el Pentágono haya podido desplazar a territorio saudí todos los efectivos humanos y materiales comprometidos en la Operación Escudo del Desierto, nombre oficial de la operación. En total, se calcula que entre finales de agosto y pricipios de setiembre, EE UU habrá desplazado a Arabia Saudí un mínimo de 100.000 efectivos de tierra, en el puente aéreo trasatlántico más impresionante desde el bloqueo de Berlín.

La esperanza de Bush es que las sanciones económicas impuestas por la ONU contra Bagdad forzarán al presidente iraquí, Sadam Husein, a negociar un compromiso. Sin embargo, muchos especialistas, entre ellos el propio rey Hussein de Jordania, no comparten las esperanzas de Bush y creen que cuando el despliegue militar se complete, el presidente norteamericano tendrá que tomar una decisión crítica si los iraquíes deciden mantenerse en Kuwait.

Esa decisión no puede ser otra que pasar a la ofensiva para desalojar a los iraquíes de Kuwait o prolongar por tiempo indefinido la masiva presencia militar en el Golfo, que, según cálculos oficiales del Pentágono, costará al contribuyente hasta el 30 de setiembre la cifra de 1.200 millones de dólares (unos 120.000 millones de pesetas).

La Administración norteamericana está preparando a la opinión pública para una larga estancia de sus fuerzas en la zona de conflicto. En palabras de Bush, las tropas permanecerán en Arabia Saudí y en los mares de la zona "hasta que hayan cumplido su misión" y, en la misma onda que su presidente, el secretario de Defensa, Dick Cheney, que ayer salió para el reino wahabita con el fin de inspeccionar sobre el terreno el despliegue militar estadounidense, se ha negado a cuantificar en el tiempo la duración de esa presencia.

[Dos buques de guerra estadounidenses interceptaron ayer a otras tantas embarcaciones de cabotaje iraquíes a 15 millas al sur del paralelo 27, en el golfo Pérsico, pero las dejaron seguir su ruta tras comprobar que no llevaban carga, informa Efe].

Dese el punto de vista militar, y según han filtrado fuentes del Pentágono, el posible escenario, caso de producirse un avance iraquí sobre teritorio saudí, sería el siguiente: una vez detectado el avance por los AWACS que contínuamente sobrevuelan la zona, los aviones de la fuerza aérea norteamericana atacarían las columnas de apoyo iraquíes con el fin de dejar totalmente aisladas a las vanguardias invasoras mientras que los Prowlers de la Marina interceptaban y desorganizaban sus comunicaciones.

Simultáneamente, otra ola de aviones atacaría los depósitos de municiones, las líneas de abastecimiento iraquíes y los silos de misiles Scud de fabricación soviética, perfectamente localiza dos por los satélites-espía. Las unidades navales y los aviones de los cuatro portaviones bombar dearían las carreteras costeras.

Una vez aislada la vanguardia iraquí, los pilotos de la fuerza aérea de Estados Unidos y de Arabia Saudí se dedicarían a eliminar los tanques de Sadam Husein, utilizando para ello misiles anti-tanque Maverick y bombas guiadas por láser. La última fase del ataque correria a cargo de los bombarderos B-52 estacionados en la isla de Diego García y los F-111 desplegados en Turquía, que tratarían de arrasar los arsenales de material químico.

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