Crítica:

Un don de Dios

Golden Apple Quartet y HoraceSilver Quintet



Teatro Victoria Eugenia. San Sebastián, 18 de julio.

En la segunda jornada del festival sí hubo lleno. Curiosamente, el milagro no lo hizo la figura principal, el pianista Horace Silver, sino un grupo telonero del que poco se sabía.El Golden Apple Quartet está integrado por gente de la tierra y se sintió arropado por rostros familiares en las butacas. Consiguió que el público lo pasara en grande y terminara despidiéndole con aplausos encendidos e incluso entusiastas bravos.

Si es admisible y hasta oportuno incluir...

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Golden Apple Quartet y HoraceSilver Quintet

Teatro Victoria Eugenia. San Sebastián, 18 de julio.

En la segunda jornada del festival sí hubo lleno. Curiosamente, el milagro no lo hizo la figura principal, el pianista Horace Silver, sino un grupo telonero del que poco se sabía.El Golden Apple Quartet está integrado por gente de la tierra y se sintió arropado por rostros familiares en las butacas. Consiguió que el público lo pasara en grande y terminara despidiéndole con aplausos encendidos e incluso entusiastas bravos.

Si es admisible y hasta oportuno incluir entertainers en un festival de jazz no lo es tanto saludar a una leyenda viva con la huida de más de una tercera parte del aforo. Pero los músicos de jazz están acostumbrados a estos desdenes, y el siempre optimista Silver realizó para los que quedaron un delicioso recorrido por sus antiguas y recientes composiciones.

Silver, que ha conseguido reunir un estupendo quinteto de apoyo, tiene una engañosa facilidad para componer preciosas canciones. El dice modestamente que es un don divino, y es que, con él, Dios fue pródigo y supo elegir.

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