El SPD quiere ganar tiempo

La campaña electoral de la RFA complica el proceso de unificación

La campaña electoral de la República Federal de Alemania (RFA), y eventualmente de la Alemania unificada, ha empezado a desempeñar un papel importante en el propio proceso de unificación y, concretamente, en los esfuerzos diplomáticos para convencer al Kremlin de que se retire del territorio de la República Democrática Alemana (RDA). Los socialdemócratas parecen decididos a retrasar la unión.

A lo largo de esta semana mientras que la cuestión alemana se discutía en todos los foros del planeta, desde Copenhague a Washington, pasando por Moscú y la localidad escocesa de Turnberry, en Bonn...

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La campaña electoral de la República Federal de Alemania (RFA), y eventualmente de la Alemania unificada, ha empezado a desempeñar un papel importante en el propio proceso de unificación y, concretamente, en los esfuerzos diplomáticos para convencer al Kremlin de que se retire del territorio de la República Democrática Alemana (RDA). Los socialdemócratas parecen decididos a retrasar la unión.

A lo largo de esta semana mientras que la cuestión alemana se discutía en todos los foros del planeta, desde Copenhague a Washington, pasando por Moscú y la localidad escocesa de Turnberry, en Bonn y en Berlín Oriental los dos grandes partidos alemanes, la socialdemocracia (SPD) y la democracia cristiana (CDU) hacían la guerra por su parte poniendo en evidencia que, suceda lo que suceda en los foros internacionales, tal vez habría que buscar también en el interior de Alemania las claves para entender la negociación.Las confusas declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores de la RDA, el socialdemócrata Markus Meckel, primero al periódico Suddeutsche Zeitung y después en la reunión de expertos de Estocolmo, en el sentido de que es necesario crear una zona de seguridad entre la Unión Soviética y Occidente que comprendería la propia RDA, Checoslovaquia y Polonia, donde permanecerían transitoriamente las tropas del Ejército rojo, además de las de los países mencionados, configurando una curiosa alianza entre las alianzas que "se defendería hacia los dos lados", y que incluso Meckel considera "algo absurda", han levantado la indignación no sólo de la cancillería en Bonn, sino también de Washington, pero podrían ser un indicio más de las intenciones del SPD de frenar el ritmo de la unificación.

Kohl advierte

Mientras Meckel ofrecía seguridades adicionales al Kremlin, un alto asesor del canciller Helmut Kohl, en una reunión confidencial con periodistas, advertía a Moscú que no siguiera entorpeciendo el proceso de unificación alemana, ya que las presiones son cada vez mayores para realizar unas elecciones generales en todo el territorio alemán antes de finales de este año y amenazaba al Krerrilin con que los aconteci mientos internos seguirán ade lante aunque se intente frenar la marcha de las conversacio nes dos más cuatro, en las que las dos Alemanias y las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial tienen que llegar a un acuerdo que sustituya, al tratado de paz nunca firmado al finalizar la contienda. La Unión Soviética, según estas fuentes, podría quedar peligrosamente aislada en un callejón sin salida por la fuerza de los hechos.Quedan sólo 20 días para la entrada en vigor del tratado para la unión económica, monetaria y social entre las dos Alemanias, y esta semana el texto tiene que pasar por las dos Cámaras de la RFA y por el Parlamento de la RDA. En el interior del partido socialdemócrata aún no se ha solucionado el contencioso levantado por su candidato a la cancillería, Oskar Lafontaine, cuando exigió que se frenara la unificación, y no parece el SPD en condiciones de poder impedir el paso del tratado por el Bundestag, ni siquiera por el Burtdesrat, donde tiene una mayoría precaria. Pero sí que puede impedir, y parece que ése es su objetivo final, que las próximas elecciones generales en la RFA, previstas para principios de diciembre, sean al mismo tiempo las primeras elecciones generales de la Alemania unificada.

El pastel político

Si, tal y como desean las huestes del canciller Kohl, se celebran elecciones generales en una Alemania unificada a finales de año o a principios del próximo mes de enero, los conservadores se harían de entrada con el poder y con una gran parte del pastel político sin haber sufrido casi ningún desgaste. En círculos del SPD de Alemania Oriental son constantes los lamentos por la falta de cuadros, aspecto al que se llega a atribuir la derrota en las elecciones generales de marzo. El propio Meckel, en conversacícines privadas, reconoce que "no tiene a nadie", atrapados como están los escasos cerebros del partido ocupando cargos en el Gobierno o trabajando en el Parlamento. Porque mientras que el SPD nace en diciembre pasado, la CDU, por contra, y no hay que olvidarlo, existió durante los 40 años del régimen comunista y mantiene prácticamente intacta su estructura. Se comprenderá que los socialdemócratas quieran ganar tiempo a toda costa, aun a costa de frenar la unidad.[El Partido Socialdemócrata de la República Democrática Alemana eligió ayer como presidente a Wolfgang Thierse, un historiador del arte que ingresó en el SPD el pasado mes de enero. Thierse, propuesto por la base, venció con 271 votos a los candidatos de la dirección, Godttfried Timm (51 votos) y Dankward Brinksmeir (65 votos). En su discurso de candidatura, Thierse señaló que el SPD debía anclarse en la izquierda e insistió en "ir hacia los trabajadores", informa France Presse.]

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