Los escenarios elaborados por Hacienda para 1993 reducen el peso del gasto público en la economía

El peso del gasto público de la Administración central en el conjunto de la actividad económica iniciará, a partir de este año y hasta 1993, una paulatina reducción, según el avance de los escenarios macroeconómicos y presupuestarios elaborados por Hacienda. Dentro de las prioridades de gasto, subirán los recursos destinados a prestaciones sociales, infraestructuras y subvenciones al transporte, educación e investigación, y financiación de otras administraciones públicas. Se mantienen los gastos dedicados a financiar la deuda y se reducen los servicios públicos.

Estas estimaciones, aún ...

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El peso del gasto público de la Administración central en el conjunto de la actividad económica iniciará, a partir de este año y hasta 1993, una paulatina reducción, según el avance de los escenarios macroeconómicos y presupuestarios elaborados por Hacienda. Dentro de las prioridades de gasto, subirán los recursos destinados a prestaciones sociales, infraestructuras y subvenciones al transporte, educación e investigación, y financiación de otras administraciones públicas. Se mantienen los gastos dedicados a financiar la deuda y se reducen los servicios públicos.

Estas estimaciones, aún pendientes del visto bueno del Gobierno, pretenden ser un punto de partida para concretar en cifras la modernización de la economía española en los próximos cuatro años, con la vista puesta en el mercado único europeo. Para el gasto público, se prevé una paulatina reducción de su peso en el conjunto de la actividad económica.Con un crecimiento del producto interior bruto (PIB) a razón de medio billón de pesetas anuales -una media del 4% en términos reales- el gasto público pasaría a representar un 35,6% en 1993, desde el 35,9% registrado el pasado año. Esta política, ya marcada por el presidente del Gobierno, Felipe González, pretende que el gasto público acompase su crecimiento al de la actividad económica, de forma que no sea un factor que genere desequilibrios, sino que contribuya a moderar la inflación.

Así se expresa en el documento elaborado por Hacienda, donde se apuesta por un aumento del ahorro público aunque no se renuncia a incrementar el privado a través de la política tributaria. La primera alternativa, "de efectos más inmediatos", se concreta en reducir a cero el déficit público en 1992 y generar superávit en 1993.

"Dado el efecto negativo que un aumento significativo de la presión impositiva podría tener sobre el ahorro privado, la forma económicamente más aconsejable de reducir el déficit público es procurando que el aumento del gasto público no sea superior por término medio al crecimiento de la economía", según explica el documento.

Sin embargo, la presión fiscal (ingresos no financieros en relación al PIB) aumentará al pasar de representar un 21,61 % en 1989 al 23,45% en 1993, según estos escenarios. El salto más importante se produce en los impuestos indirectos (el IVA sobre todo) ya que pasan del 8,5 1 % al 9,8 5 %, frente a los directos (renta y sociedades) que prácticamente se mantienen desde el 10,50% al 10,87%.

La reducción del peso del gasto público en la economía será selectiva. Se mantiene prácticamente la carga de la deuda pública (2,8% del PIB en 1993) y se recortan los servicios públicos (del 3,1 % al 2,9%). Suben los destinados a prestaciones sociales (del 14,8% al 15,4%), infraestructuras y subvenciones al transporte (del 1,9%. al 2,2%), educación e investigación (del 2,1 % al 2,6%) y la financiación de otras administraciones públicas (del 4,7% al 5,2%).

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