'Le Figaro' recuerda las relaciones de Simone de Beauvoir y Nelson Algren

La publicación de las cartas a Sartre de Simone de Beauvoir y el décimo aniversario de la muerte del autor del Ser y la nada, siguen provocando la aparición en la Prensa francesa de artículos que rememoran la vida de una de las parejas intelectuales más influyentes de nuestro siglo. Esta semana le ha llegado el turno a la larga relación amorosa que, con pleno conocimiento de Sartre, Simone de Beauvoir sostuvo con el escritor norteamericano Nelson Algren.El artículo sobre la relación entre Beauvoir y Algren publicado en el suplemento literario de Le Figaro no descubre nada que no ...

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La publicación de las cartas a Sartre de Simone de Beauvoir y el décimo aniversario de la muerte del autor del Ser y la nada, siguen provocando la aparición en la Prensa francesa de artículos que rememoran la vida de una de las parejas intelectuales más influyentes de nuestro siglo. Esta semana le ha llegado el turno a la larga relación amorosa que, con pleno conocimiento de Sartre, Simone de Beauvoir sostuvo con el escritor norteamericano Nelson Algren.El artículo sobre la relación entre Beauvoir y Algren publicado en el suplemento literario de Le Figaro no descubre nada que no fuera ya conocido en vida de sus protagonistas. Jean-Pierre Saccani, su autor, cita biografías, entrevistas y cartas publicadas en todo el mundo, y justifica su trabajo como un recordatorio del hecho de que la autora de El segundo sexo no sólo estuvo enamorada de Sartre. El artículo puede inscribirse así en la actual tendencia a desacralizar la vida y obra de Sartre y Beauvoir.

Beauvoir conoció a Algren en Chicago, en febrero de 1947. Ella tenía 39 años, estaba a punto de publicar El segundo sexo y gozaba ya de un cierto prestigio como intelectual y compañera de Sartre. A sus 38 años, Algren había publicado dos novelas y un libro de relatos muy apreciados por Hemingway. Beauvoir se sintió irresistiblemente atraída por un personaje tan opuesto a Sartre.

Desde el primer momento su relación estuvo colocada bajo los auspicios del amor físico.

En mayo de 1949, Algren se embarcó para París cargado de chocolate, whisky y libros para Beauvoir. La intelectual francesa le presentó de inmediato a Sartre, que al norteamericano le pareció "un vendedor de zapatos". A Algren le chocó también la falta total de celos de Sartre.

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