El ex rehén Reed acusa a Londres de pasividad ante los británicos cautivos

Frank Reed, el recién liberado rehén norteamericano, criticó ayer al Gobierno de Margaret Thatcher por no hacer todo lo posible por liberar a los rehenes británicos capturados por grupos extremistas libaneses. Reed ha revelado que desde octubre compartió reclusión con el periodista John McCarthy y el profesor Brian Keenan, de quienes se despidió el pasado sábado y dejó atados a un radiador y con los ojos vendados. Esta noticia ha sido la primera confirmación de que ambos están con vida desde que fueran secuestrados hace ya cuatro años.El ex rehén, que también ha acusado de pasividad a su Gobie...

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Frank Reed, el recién liberado rehén norteamericano, criticó ayer al Gobierno de Margaret Thatcher por no hacer todo lo posible por liberar a los rehenes británicos capturados por grupos extremistas libaneses. Reed ha revelado que desde octubre compartió reclusión con el periodista John McCarthy y el profesor Brian Keenan, de quienes se despidió el pasado sábado y dejó atados a un radiador y con los ojos vendados. Esta noticia ha sido la primera confirmación de que ambos están con vida desde que fueran secuestrados hace ya cuatro años.El ex rehén, que también ha acusado de pasividad a su Gobierno, habló con las familias de McCarthy y Keenan, quienes han aireado su vieja indignación y reiterado su antigua exigencia de que Londres haga algo y deje de ampararse en la máxima de no ceder al chantaje y no establecer tratos con "quienes toman rehenes", como repitió ayer Thatcher en los Comunes. "No pedimos al Gobierno que negocie con terroristas, sino que hable con los Gobiernos de Siria e Irán", dice Jill Morrell, amiga del periodista y portavoz principal del grupo Amigos de John McCarthy.

El propio primado de la Iglesia de Inglaterra, Robert Runcie -cuyo mediador en el conflicto de los rehenes, Terry Walte, fue secuestrado hace tres años y del que no se tienen noticias, lo mismo que del septuagenario Jack Mann, capturado en 1989- ha pedido a Londres y Teherán que entablen negociaciones directas.

El Gobierno británico ha replicado que hace incansables esfuerzos por lograr la libertad de los detenidos y que no puede revelar en qué consisten. Tales hipotéticas gestiones se ven dificultadas por la ausencia de relaciones diplomáticas con Siria -desde 1986, a raíz del intento de un sirio de colocar una bomba en una avión israelí en el aeropuerto de Heathrow- e Irán, como consecuencia de la pena de muerte impuesta por el fallecido ayatolá Jomeini al novelista Salman Rushdie.

La expulsión de un nuevo estudiante iraní del Reino Unido no hace sino complicar la resolución del caso. "El Gobierno británico ha vuelto a desmostar su hostilidad a la revolución islámica" con esa expulsión, ha comentado la agencia de noticias de Irán.

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