ECOLOGÍA

Salvad las cigüeñas

Un pueblo zamorano se moviliza para reponer un nido

Los habitantes de Villalobos, una pequeña localidad zamorana de unos 500 habitantes situada en plena Tierra de Campos, han sido protagonistas de una singular historia al salvar el nido de cigüeñas del pueblo, que había sido derribado dos veces por el viento entre diciembre y febrero pasados. Ante la falta de respuesta oficial a su problema, fueron los propios vecinos quienes decidieron costear la colocación y el reforzamiento del nido.

La noche del 16 de diciembre de 1989 no será fácil de olvidar para las monjas clarisas que vieron cómo el techo del comedor del convento, situado al ...

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Los habitantes de Villalobos, una pequeña localidad zamorana de unos 500 habitantes situada en plena Tierra de Campos, han sido protagonistas de una singular historia al salvar el nido de cigüeñas del pueblo, que había sido derribado dos veces por el viento entre diciembre y febrero pasados. Ante la falta de respuesta oficial a su problema, fueron los propios vecinos quienes decidieron costear la colocación y el reforzamiento del nido.

La noche del 16 de diciembre de 1989 no será fácil de olvidar para las monjas clarisas que vieron cómo el techo del comedor del convento, situado al lado de la plaza Mayor de Villalobos, se desplomaba para dejar paso al nido de cigüeñas de la torre. Casi dos meses después, el 10 de febrero, el nuevo nido construido por las aves, que este año no abandonaron Villalobos, volvía a ser derribado por el viento.En ninguno de los dos casos la reclamación oficial de las monjas ante la sección de Montes de la Junta de Castilla y León obtuvo respuesta. Tampoco hubo respuesta inmediata para otra carta del ayuntamiento. Ante esta situación, un grupo de jóvenes de la localidad, apoyados por el alcalde, decidió salvar el nido de las cigüeñas y reponerlo en su enclave tradicional.

Para ello era necesario contar con una grúa que aupara el nido caído hasta la torre y una estructura metálica que evitara nuevas caídas. De lo segundo se encargó gratuitamente Julio Gómez, propietario de un taller mecánico en la localidad.

Pero lo primero, la grúa, no era gratis. Hacían falta unas 20.000 pesetas y se decidió poner en marcha una suscripción popular. Prácticamente no quedó ningún vecino sin aportar unas pesetas para salvar el nido.

Sólo así el nido pudo volver a ser colocado en su lugar de siempre. Y fue entonces, después de que el problema fuese resuelto por los vecinos, cuando llegó la respuesta oficial al asunto. Las monjas, cuenta el alcalde socialista de Villalobos, Heliodoro Calderón, respondieron al organismo de la Junta de Castilla y León que ya sólo necesitaban su ayuda para reparar el destrozo en el tejado del convento. Las cigüeñas volvían a tener su nido al que regresaron de inmediato.

¿Y los ecologistas?

Ahora los vecinos se muestran orgullosos de sus cigüeñas que, casi coMo un símbolo, dominan la plaza Mayor de Villalobos. A algunos vecinos y al propio alcalde le queda, sin embargo, el sinsabor del comportamiento administrativo y el de los grupos ecologistas.Livino Iglesias, propietario de un bar, se queja de lo que él considera un desdén de la sección de Montes de la Junta (a la que siguen llamando ICONA), pero, sobre todo, apuntillaba: "Ni los ecologistas, tanto que dicen, han aparecido por aquí".

El responsable de la sección de Montes de la Junta en Zamora, Alfredo Prieto, respondía a estas quejas asegurando que habían tomado en consideración la petición de Villalobos, pero que debían esperar a que se resolvieran otras peticiones similares efectuadas con anterioridad y que, en definitiva, tenían que esperar su turno.

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