El fotógrafo Alfonso fallece a los 87 años en Madrid

Testigo de nuestro siglo, sus trabajos fueron publicados ininterrumpidamente desde 1921 hasta ayer

El fotógrafo Alfonso, testigo de este siglo en España, murió ayer en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, a los 87 años, a consecuencia de un fallo cardiaco. Alfonso Sánchez Portela, quien desde 1921 hasta el día de su muerte publicó sus trabajos ininterrumpidamente, era considerado el fotógrafo español más importante de nuestro siglo.

Horas antes de morir estuvo comentando a su sobrina anécdotas relacionadas con, las fotos realizadas por él que ayer se publicaron en el El País Semanal

El pasado día 2 de marzo, mientras se encontraba en su estudio, Alfonso sufrió un infart...

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El fotógrafo Alfonso, testigo de este siglo en España, murió ayer en el hospital Ramón y Cajal de Madrid, a los 87 años, a consecuencia de un fallo cardiaco. Alfonso Sánchez Portela, quien desde 1921 hasta el día de su muerte publicó sus trabajos ininterrumpidamente, era considerado el fotógrafo español más importante de nuestro siglo.

Horas antes de morir estuvo comentando a su sobrina anécdotas relacionadas con, las fotos realizadas por él que ayer se publicaron en el El País Semanal

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El pasado día 2 de marzo, mientras se encontraba en su estudio, Alfonso sufrió un infarto de miocardio, que nueve días después provocó su muerte. Aquel viernes comentó de manera premonitoria que pensaba que no volvería allí. Tuvo que ser convencido para ir al hospital. Su estado de ánimo a lo largo de los nueve días de hospitalización fue inmejorable; llegó incluso a pedir que le peinaran "porque aquí hay muchas enfermeras".

Hijo de un reportero gráfico, al que siempre consideró su maestro, Alfonso nació en Madrid el 16 de noviembre de 1902. Su relación con esta ciudad fue tan intensa que en más de una ocasión declaró: "En mi vida, Madrid y la fotografía son una misma cosa".

Su firma comenzó a hacerse conocida en 1921, a raíz de unos reportajes realizados en Marruecos, adonde volvió en varias ocasiones, aunque antes, y bajo el amparo de su padre, publicó en diversos periódicos de la época retratos de tipos populares. A partir de entonces, toda la España de nuestro siglo fue fijada en los objetivos del que se considera mejor reportero gráfico español. Noctámbulo empedernido, sólo perdió esta afición en la última etapa de su vida y en diversos períodos de la guerra civil, época en la que recorrió todos los frentes.

Fue especialmente importante en la vida de Alfonso su relación con Ramón Gómez de la Serria, con quien trabajó en la revista La Luz y compartió la tertulia del Café Pombo. Alfonso también señaló en más de una ocasión su gran admiración por Enrique Tierno Galván, ex alcalde de Madrid.

Su archivo (uno de los tesoros gráficos más importantes de nuestro país), así como su estudio, tal y como era su voluntad, continuarán siendo utilizados por su hermano Luis, también fotógrafo, hasta que se donen a la Academia de Bellas Artes, en la que ingresó el pasado año, lo que le convirtió en el primer fotógrafo que se incorporaba a esta institución.

Alfonso, cuya capilla ardiente se instaló ayer en los Servicios Funerarios Municipales, será enterrado hoy a las 11.30 en el cementerio madrileño de la Almudena.

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