Un estudio alerta sobre el daño de dosis bajas de cocaína sobre las arterias coronarias

La cocaína administrada por vía intranasal es utilizada frecuentemente como un anestésico local durante muchos procedimientos rinolaringológicos. De hecho, en EE UU se realizan más de 370.000 maniobras en la nariz y la laringe utilizando la cocaína como anestésico local, y más del 90% de los otorrinolaringólogos emplean esta droga rutinariamente para la anestesia durante la cirugía nasal. El uso recreativo, como droga, en altas dosis de la cocaína ha sido asociado con la presentación del dolor torácico e infarto de miocardio, según diversos estudios. Sin embargo, esta asociación no ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La cocaína administrada por vía intranasal es utilizada frecuentemente como un anestésico local durante muchos procedimientos rinolaringológicos. De hecho, en EE UU se realizan más de 370.000 maniobras en la nariz y la laringe utilizando la cocaína como anestésico local, y más del 90% de los otorrinolaringólogos emplean esta droga rutinariamente para la anestesia durante la cirugía nasal. El uso recreativo, como droga, en altas dosis de la cocaína ha sido asociado con la presentación del dolor torácico e infarto de miocardio, según diversos estudios. Sin embargo, esta asociación no había sido establecida cuando esta droga es utilizada en dosis bajas como anestésico tópico.

Los doctores Lange, Cigarroa, Vancy y colaboradores, del Departamento de Medicina Interna (división cardiovascular) de la universidad del Suroeste de Tejas, y del Laboratorio de Cateterización del hospital Parkland Memorial, de Dallas, han estudiado recientemente los efectos de la cocaína intranasal (10% de solución hidroclorada de cocaína a una dosis de 2 miligramos por kilogramo de peso corporal) sobre el flujo sanguíneo y las dimensiones de las arterias coronarias y sobre la demanda de oxígeno por el miocardio en 45 pacientes (34 hombres y 11 mujeres de 36 a 67 años de edad) que estaban siendo sometidos a estudios para la evaluación del dolor torácico que padecían.

Dosis mucho más altas

A 16 de estos sujetos se les administró intranasalmente una solución salina, y a 29, la cocaína. Mientras que el primer grupo de pacientes no registró ningún cambio en su ritmo cardiaco, presión arterial y flujo y dimensión de las arterias coronarias, los que recibieron cocaína experimentaron un aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardiaca, así como una disminución del flujo sanguíneo coronario y del diámetro de la arteria coronaria izquierda.Los investigadores, en un artículo publicado recientemente en la prestigiosa revista especializada estadounidense The New England Journal of Medicine, que la administración intranasal de la cocaína a dosis cercanas a las utilizadas para la anestesia local causa una constricción de las arterias coronarias, con una disminución del flujo sanguíneo que transcurre por ellas, y asumen que es razonable pensar que estos efectos serían más pronunciados a las dosis mucho más altas que normalmente se utilizan cuando la cocaína se usa con fines recreativos.

Archivado En