La ética y la estética del baile 'jondo'

Otra vez Blanca del Rey nos ofrece un gran espectáculo de baile flamenco en este primer recital de una serie, por la red de teatros de la Comunidad madrileña. No sólo un gran espectáculo, sino además un fiel testimonio de su forma personal de entender lo jondo, en que la ética y la estética se armonizan para hacer posible un logro artístico de perfección no habitual.Etica, en cuanto todo el empeño de Blanca se centra en darnos baile verdadero, riguroso, sin concesiones a nada ajeno a las auténticas exigencias de lo jondo. Estética, porque en todo el quehacer de esta ...

Otra vez Blanca del Rey nos ofrece un gran espectáculo de baile flamenco en este primer recital de una serie, por la red de teatros de la Comunidad madrileña. No sólo un gran espectáculo, sino además un fiel testimonio de su forma personal de entender lo jondo, en que la ética y la estética se armonizan para hacer posible un logro artístico de perfección no habitual.Etica, en cuanto todo el empeño de Blanca se centra en darnos baile verdadero, riguroso, sin concesiones a nada ajeno a las auténticas exigencias de lo jondo. Estética, porque en todo el quehacer de esta bailaora hay siempre una primordial preocupación por la plástica, integrando la verdad a ultranza de su baile en una belleza formal de admirable factura, desde esa personalísima iconografía de su Soleá del mantón hasta la gracia alada de la guajira o el antológico repertorio del mejor baile flamenco de su extensa secuencia por alegrías.

Blanca del Rey se afirma así como una de las bailaoras más exigente, sino la que más, con su propio quehacer. Su arte tiene un punto de sofisticación, es cierto, pero que no rebaja nada una realización flamenca de enorme calidad, a cuyo servicio pone talento, belleza e imaginación.