Nureyev, en Leningrado.
Por primera vez en 28 años de exilio, el bailarín ruso Rudolph Nureyev regresó a un escenario de su país y bailó con la célebre compañía Kirov, de Leningrado. En la imagen, Nureyev, con la bailarina Zhanna Ayupova, en el ballet La sílfide. Nureyev, que ya había podido viajar a la Unión Soviética en 1987 para ver a su madre enferma, declaró: "Mi nacionalidad es la danza y mi casa es el escenario". "No fue una decisión fácil", dijo Nureyev. "Era como HamIet: ¿regreso, no regreso? Ciertamente, ha sido un poco tarde, pero las circunstancias me lo impidieron antes... ¿Qué siento? Alegría; sí...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Por primera vez en 28 años de exilio, el bailarín ruso Rudolph Nureyev regresó a un escenario de su país y bailó con la célebre compañía Kirov, de Leningrado. En la imagen, Nureyev, con la bailarina Zhanna Ayupova, en el ballet La sílfide. Nureyev, que ya había podido viajar a la Unión Soviética en 1987 para ver a su madre enferma, declaró: "Mi nacionalidad es la danza y mi casa es el escenario". "No fue una decisión fácil", dijo Nureyev. "Era como HamIet: ¿regreso, no regreso? Ciertamente, ha sido un poco tarde, pero las circunstancias me lo impidieron antes... ¿Qué siento? Alegría; sí, alegría es la palabra justa". Nureyev tenía 15 años cuando, en 1955, ingresó en la catedral del ballet, el teatro Kirov.