1.000 libios llegan a Nápoles y Roma para recordar la "atroz" colonización italiana

Mil representantes de los comités populares de Trípoli llegaron ayer a Roma y Nápoles, en el día de la ira, para conmemorar el 78º aniversario de lo que Libia llama las "atrocidades cometidas por el Ejército de ocupación italiano", que el 26 de octubre de 1911 deportó a 5.000 prisioneros del país norteafricano a Italia. El ministro italiano de Exteriores, Gianni de Michelis, anunció que se les ha impedido el desembarco "porque carecen de visado".

Con el objeto de intentar desbloquear la situación, una delegación integrada por el capitán del barco anclado en el puerto de Nápoles y tres m...

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Mil representantes de los comités populares de Trípoli llegaron ayer a Roma y Nápoles, en el día de la ira, para conmemorar el 78º aniversario de lo que Libia llama las "atrocidades cometidas por el Ejército de ocupación italiano", que el 26 de octubre de 1911 deportó a 5.000 prisioneros del país norteafricano a Italia. El ministro italiano de Exteriores, Gianni de Michelis, anunció que se les ha impedido el desembarco "porque carecen de visado".

Con el objeto de intentar desbloquear la situación, una delegación integrada por el capitán del barco anclado en el puerto de Nápoles y tres miembros del comité revolucionario de los pasajeros se presentaron ante la policía napolitana para intentar entrar en contacto con el Gobierno en Roma.Doscientos libios llegaron en avión a Roma y 800 a Nápoles en la nave Garnata. "No hemos cruzado el mar para invadir Italia, sino para buscar a nuestros parientes deportados por los colonizadores", se leía en una gran pancarta a bordo de la nave. Otra decía: "Nos anima un furor sagrado por la ofensa que la Italia fascista acarreó a nuestro país". Y una tercera, en árabe, arreciaba: "A no ser que se llegue a un acuerdo sobre las adversidades catastróficas, el espíritu no se aplacará y no quedaremos a gusto hasta que nos hayamos vengado".

Las consignas que lanzaban los familiares de los antiguos deportados, que traían fotografías gigantes de Muammar el Gaddafi, contrastaban con el espíritu conciliador del Gobierno italiano que les ha puesto puente de plata y que, como cada año en dicha ocasión, les ha organizado también esta vez todo a cuerpo de rey para que puedan desahogarse en las 48 horas que pasarán en Italia. En efecto, todo ha sido concordado entre los ministerios de Asuntos Exteriores de Roma y Trípoli. Y en Ústica, la ciudad siciliana donde están enterrados muchos de los libios deportados, el alcalde comunista ha invitado a toda la población a unirse a los libios en la conmemoración de sus muertos.

Ayer hubo problemas para hacer desembarcar a los 800 libios llegados en barco a Nápoles. En un primer momento, se había asegurado que todos traían un visado en regla, pero después la policía que subió a bordo para controlar los pasaportes descubrió que no todos lo traían e interrumpieron el desembarco.

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