Cuando el escáner se avería

La ingeniería clínica, una laguna en los hospitales públicos

El Centro Especial Ramón y Cajal, de Madrid, es especial no sólo de nombre. Este hospital público tiene la primera y única sección de ingeniería clínica de toda la red del Insalud. En ella trabajan cuatro ingenieros de telecomunicaciones y un físico, que se encargan de la gestión y mantenimiento de la tecnología médica del hospital. Desde que se creó, en enero de 1987, ha conseguido "un ahorro directo de 44 millones de pesetas en 1987 y de 38 en 1988", afirma Gabriel Sánchez, jefe de la sección.¿Cómo se ha conseguido este ahorro? En parte, por las reparaciones hechas por el propio personal de ...

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El Centro Especial Ramón y Cajal, de Madrid, es especial no sólo de nombre. Este hospital público tiene la primera y única sección de ingeniería clínica de toda la red del Insalud. En ella trabajan cuatro ingenieros de telecomunicaciones y un físico, que se encargan de la gestión y mantenimiento de la tecnología médica del hospital. Desde que se creó, en enero de 1987, ha conseguido "un ahorro directo de 44 millones de pesetas en 1987 y de 38 en 1988", afirma Gabriel Sánchez, jefe de la sección.¿Cómo se ha conseguido este ahorro? En parte, por las reparaciones hechas por el propio personal de esta sección, que no añaden gastos. Pero fundamentalmente por la gestión del mantenimiento que realizan las casas comerciales, incluyendo, "la revisión de facturas, la supervisión de los contratos de mantenimiento, el control de las garantías de las reparaciones y la detección de muchos partes que son auténticas nimiedades; por ejemplo, un mando mal puesto", explica Sánchez. "Más de la mitad de los avisos son falsas averías".

En un campo tan complejo como el de la tecnología sanitaria, en el que convergen ramas de la física, química, electrónica, informática y otras, la falta de una gestión especializada propicia la picaresca de las casas comerciales. Así se han dado casos de cambios de fusible que cuestan más de 30.000 pesetas. "Un contrato de mantenimiento de diversos instrumentos puede ser rebajado de nueve a seis millones, y otro de 50 millones puede quedarse en 30, si en vez de suscribir el contrato se paga reparación por reparación", comenta Sánchez, refiriéndose a casos concretos que él ha vivido.

En los dos años y medio que lleva funcionando este brazo tecnológico de la gestión, "el tiempo medio de reparación de una avería ha pasado de casi dos meses en 1986 a 24 días en 1987 y a 19 en 1988, cuando se trata de reparaciones externas, o cinco días si son internas", según Sánchez. "Además de disminuir los costes directos por la gestión del mantenimiento, hemos conseguido rebajar los indirectos, derivados de la disminución de las listas de espera o del tiempo de hospitalización de los enfermos", añade.

Subcontratas

Ante estos datos, una fuente del Insalud señala que "el caso del Ramón y Cajal es especial y no se pueden extrapolar sus cifras. Hay ejemplos, como el del hospital Juan Canalejo, de La Coruña, en el que el tiempo medio de reparación de un aparato es de unos dos días". Esta misma fuente indica que "en los nuevos hospitales, como es el caso del de Lanzarote, inaugurado el 12 de junio, se subcontrata todo el mantenimiento por concurso público a empresas especializadas, porque la experiencia de otros hospitales demuestra que este sistema es más rentable. En Europa los tiros también van por ahí".

En general, el modelo de mantenimiento de la tecnología sanitaria de los hospitales del Insalud es mixto. El servicio de mantenimiento de un hospital, al frente del cual suele estar un ingeniero técnico o perito, se encarga, además de todo tipo de obras de albañilería, fontanería, carpintería, electricidad, etcétera, de las pequeñas reparaciones del instrumental médico que pueden solucionar. Para los equipos de más alta tecnología se suscribe un contrato de mantenimiento con la casa vendedora, que garantiza el aparato a todo riesgo. En los grandes hospitales suele haber varios técnicos desplazados a pie de obra para mantener en buen estado los aparatos más caros.

"Generalmente, en la compra de un aparato", dice Javier Guelbenzu, subdirector general de Gestión de la Atención Hospitalaria del Insalud, "se incluye una cláusula de mantenimiento para tenerlo siempre a punto. La valoración de cómo realizan las casas el mantenimiento influye a la hora de tomar la decisión de una compra, hasta el punto de que algunas empresas están cambiando de filosofía, dedicando menos personal a tareas comerciales y más al área de mantenimiento".

Estos contratos, en opinión de un ingeniero de un hospital madrileño, "aun siendo caros, son la parte menos mala para resolver el problema, ya que el mantenimiento por lo general no es deficiente. Pero, en general, la mayor parte de las tareas de mantenimiento se siguen realizando tras llamar a la casa para cada caso concreto. Esto está demostrado que es el método peor y más costoso".

Plazas insuficientes

El servicio de mantenimiento de un hospital, que hace de interlocutor con las casas comerciales y canaliza todo tipo de reparación, ya se haga por personal del hospital o de fuera, no tiene, en opinión de Sánchez, la cualificación técnica suficiente. Según él, mientras en los hospitales estadounidenses hay unos 5.000 ingenieros clínicos, en España apenas hay 20 o 30 licenciados realizando tareas de ingeniería clínica, un número claramente insuficiente en relación al parque tecnológico.

"En el Insalud estamos intentando desarrollar la gestión del mantenimiento de la tecnología hospitalaria. Como criterio general pensamos que deben ser ingenieros superiores los que controlen el mantenimiento de los aparatos. Algunos hospitales nuevos ya los tienen, como los de Móstoles y Leganés. El año pasado había un programa para crear 20 plazas, pero se quedaron en dos. Todo es una cuestión de prioridades", señala Guelbenzu.

El subdirector de Gestión de la Atención Hospitalaria anuncia para septiembre la salida de un documento que recoja, como recomendaciones para los hospitales, los criterios a tomar en el mantenimiento de la tecnología. "Los contratos con las casas no se pueden evitar; lo que hay que hacer es controlarlos. Para controlar hay que saber, y por eso proponemos meter ingenieros en las plantillas", argumenta.

Una jungla de aparatos

El parque tecnológico de un hospital de más de 1.000 camas consta de unos 10.000 aparatos, desde los más complejos, como un acelerador lineal para radioterapia -que cuesta unos 150 millones de pesetas- o un escáner -unos 50 millones-, hasta los más sencillos, como un respirador de presión -unas 50.000 pesetaso un electrocardiógrafo -unas 100.000 pesetas-, pasando por otros aparatos de tecnología intermedia, como un bisturí eléctrico, que ronda el millón de pesetas.Todo este aparataje es una ayuda inestimable para la asistencia sanitaria y la investigación médica si se sabe aprovechar. La comisión de bioingeniería del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicación, a la que pertenecen algunos de los ingenieros que trabajan en hospitales del Insalud, ha denunciado que "el rendimiento que por lo general se obtiene de la tecnología adquirida es bajo". Para Gabriel Sánchez, los hospitales tienen, "más que un equipamiento, una jungla de aparatos".

"El paso previo para controlar el equipamiento y sacarle mayor rendimiento es", en opinión de Sánchez, "la realización de un inventario real de todos los aparatos disponibles, no por paquetes de compras".

En el Insalud se reconoce la dificultad de conocer cómo está el parque en cada momento, pero que no obstante se está aprovechando más racionalmente y se crean, por ejemplo, consultorios rurales con los aparatos que sobran en algunos hospitales.

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