"Aquel salvavidas"

A. C., "Se creía un salvador de la patria", dijo Raúl Castro al presentar las pruebas contra el general Arnaldo Ochoa ante el tribunal de honor de le encaminó hacia la muerte.

No existe una biografía oficial, pero quienes le conocían dicen que Ochoa fue fusilado ayer a los 50 años de edad. Una entera vida dedicada a la revolución cubana, desde las montañas de Sierra Maestra hasta, ya cansado y desmoralizado, los bosques angoleños de Cuito Cuanavale. Él mismo dijo que le costaba obedecer una orden y "termina por desestimar todo lo que procede del mando" argumentó al autoinculparse ante l...

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A. C., "Se creía un salvador de la patria", dijo Raúl Castro al presentar las pruebas contra el general Arnaldo Ochoa ante el tribunal de honor de le encaminó hacia la muerte.

No existe una biografía oficial, pero quienes le conocían dicen que Ochoa fue fusilado ayer a los 50 años de edad. Una entera vida dedicada a la revolución cubana, desde las montañas de Sierra Maestra hasta, ya cansado y desmoralizado, los bosques angoleños de Cuito Cuanavale. Él mismo dijo que le costaba obedecer una orden y "termina por desestimar todo lo que procede del mando" argumentó al autoinculparse ante los jueces. En ese momento no era ya el mismo hombre de Etiopía, el que consiguió que en 1977 el presidente Mengistu Haile Mariam ganase su guerra contra los rebeldes eritreos.

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Miembro del comité central del partido comunista de Cuba (PCC) Arnaldo Ochoa recibió en 1986 el título de "héroe de la República de Cuba". Para esa fecha ya había dirigido el asesoramiento militar cubano en Nicaragua y se disponía a tomar el mando de los 50.000 hombres destinados por Cuba en Angola.

Hasta que Fidel Castro descubrió esta semana que el comportamiento de Ochoa en Angola fue motivo permanente de quejas por parte del gobierno, nadie había dudado de su capacidad como militar. Así parecían entenderlo también los generales que lo propusieron para el cargo de jefe del ejército de Occidente, el más importante del país.

Su personalidad fue, sin embargo, un inconveniente constante en la carrera como militar. Se dice que era muy perezoso para redactar informes sobre sus actividades, según contó el martes el propio Fidel Castro.

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Era, además, un polemista y tenía, a decir de algunos, un peligroso sentido del humor. Se le acusa, ahora también, de haber tenido una moral sexual relajada.

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