El examen de selectividad, cuestionado por los profesores, convocó a 34.000 jóvenes en Madrid

Con una organización rayana en la perfección, comenzó ayer en las cuatro universidades madrideñas (Alcalá de Henares, Autónoma, Complutense y Politécnica) la prueba de acceso a la Universidad, más conocida por examen de selectividad. Cerca de 34.000 alumnos se enfrentaron al ejercicio común de lengua, filosofía, comentario de texto e idioma. Hoy les esperan las pruebas sobre las asignaturas obligatorias y optativas, en función, por primera vez, de las cuatro opciones relacionadas con las tecnologías, las ciencias y las letras. Anteriormente, a finales de junio, les precedieron unos 170.000 alu...

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Con una organización rayana en la perfección, comenzó ayer en las cuatro universidades madrideñas (Alcalá de Henares, Autónoma, Complutense y Politécnica) la prueba de acceso a la Universidad, más conocida por examen de selectividad. Cerca de 34.000 alumnos se enfrentaron al ejercicio común de lengua, filosofía, comentario de texto e idioma. Hoy les esperan las pruebas sobre las asignaturas obligatorias y optativas, en función, por primera vez, de las cuatro opciones relacionadas con las tecnologías, las ciencias y las letras. Anteriormente, a finales de junio, les precedieron unos 170.000 alumnos en toda España.

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"Teresa Díez Rodríguez. Rafael Diez Vega. Carlos Domínguez Ortega...". Uno a uno, los alumnos fueron penetrando en el aula e instalando su miedo en el banquillo. Minutos después, Javier Paredes, miembro de un tribunal de la Universidad de Alcalá de Henares, presentaba su dimisión por disconformidad con una de las dos pruebas optativas de Lengua, centrada en un artículo periodístico sobre el cantante Javier Gurruchaga. "Este texto", argumentó, "repudia el más elemental sentido universitario".El mismo ejercicio se practicaba simultáneamente en las otras tres universidades del distrito único de Madrid: Autórioma, Complutense y Politécnica. Una selectividad de contenido único para las cuatro universidades que tuvo que ser retrasado del 29 y 30 de junio los 5 y 6 de julio por previsión de lo que hubiera podido afectar la prevista huelga de transportes.

Al principio del ejercicio de Lengua, las caras estudiantiles adoptaron un gesto de satisfacción. El papel del examen comenzaba diciendo: "Javier Gurruchaga...". Un personaje conocido que da confianza a la juventud. Pero, más tarde, los gestos fueron tomándose serios.

Las preguntas relacionadas con el texto ya no les parecían tan fáciles: "Señale las principales características del lenguaje culto y del lenguaje vulgar"; cambios sintácticos y semánticos; tipo de texto desde un punto de vista gramatical; etcétera.

Liborio y el caballo ruano

La segunda opción, la menos seleccionada por los alumnos, era todavía más complicada: "iLiborio! ensílleme el caballo ruano, que me voy pa' el pueblo...".

Y volvió la tensión que venía fraguándose con anterioridad. "Miedo es poco. Anoche no pude dormir", decía una alumna al depositar su carpeta de apuntes sobre una montaña de bolsas y libros de obligado almacenaje, previo al examen. Había que sentarse desprovisto del apoyo y compañía de los textos manejados durante todo el curso.

Y mientras los alumnos creen estar pasando la gran prueba, algunos miembros de los tribunales que les acechan no comparten sutilidad . "No sirve para nada. La efectividad es la misma que si se les seleccionara por el número del DNI", explica un presidente de tribunal. Y añade: "Todo va en función de la capacidad de admisión de los centros universitarios y no del 'pasa o no pasa', según la aptitud del alumno".

Obsesionados, los jóvenes se aplican en hacen perfeccionismos para lograr esa décima de punto que puede ser determinante para ingresar en la Facultad o Escuela deseada. "Acuden con falsillas para no torcerse al escribir. Borran con líquido calizo para que el ejercicio quede limpio", cuenta un vigilante. "Pero la estética no decide. Muchas veces las calificaciones dependen de que un tribunal sea o no sea blando" continúa el profesor.

Unas calificaciones apoyadas por la nota media de BUP y COU "que los centros de bachillerato inflan para ayudar a la de la selectividad". Aun así, menos de un cuatro en la prueba de selectividad supone un no apto.

Por primera vez, este año la elección de centro universitario será más consecuente ya que irá en función de las nuevas áreas optativas elegidas en COU: A, Científico-tecnológica; B, Biosanitaria; C, Ciencias Sociales y D, Humanístico-Lingüística.

La verdadera prueba

Con tanta tensión y tanta obsesión, al final, aprueban el examen de selectividad del orden del 80% de los que se presentan. Y lo que realmente es importante y preocupante para los alumnos es obtener plaza en la Facultad o Escuela elegidas, ahí es donde se encuentra la verdadera prueba de selección. Van entrando en los centros por orden de la nota más elevada hasta cubrirse el cupo de admisión.

Por las tendencias recogidas en el curso recientemente finalizado, se está dando una baja en las aficiones hacia las ciencias de la salud, un aumento de la demanda en el área de las tecnologías y un aumento considerable en las ciencias sociales mientras se mantiene la tendencia hacia las humanidades. "El ejercicio de acceso en función de las optativas está planteado de una manera más racional, aunque, por supuesto, complejiza más la realización de las pruebas en función de las materias obligatorias y optativas", afirma Adolfo Arias, vicerrector de Alumnos de la Universidad Complutense.

Los resultados de tanto esfuerzo y tantos miedos se conocerán hacia el 12 de julio en Madrid. En las restantes universidades que fueron por delante y aglutinaron a 170.000 alumnos, irán dando las calificaciones en la primera decena de julio.

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