CITA EN MADRID

El atasco estropeó la 'foto de familia'

I. C. / F. M., La tradicional foto de familia no recogió esta vez, como en otras ocasiones, a los líderes de la Comunidad Europea al completo. La alarma provocada por un coche sospechoso aparcado en las proximidades de las sedes de los Ministerios de Interior y Administración Territorial, ambos situados al comienzo del paseo de la Castellana, llevó a la policía a cortar el tráfico. El atasco atrapó a los primeros ministros de Bélgica, Wilfried Martens; Luxemburgo, Jacques Santer, y Dinamarca, Poul Schlueter. El resto de los líderes, urgidos por la dificultad del consenso, decidieron...

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I. C. / F. M., La tradicional foto de familia no recogió esta vez, como en otras ocasiones, a los líderes de la Comunidad Europea al completo. La alarma provocada por un coche sospechoso aparcado en las proximidades de las sedes de los Ministerios de Interior y Administración Territorial, ambos situados al comienzo del paseo de la Castellana, llevó a la policía a cortar el tráfico. El atasco atrapó a los primeros ministros de Bélgica, Wilfried Martens; Luxemburgo, Jacques Santer, y Dinamarca, Poul Schlueter. El resto de los líderes, urgidos por la dificultad del consenso, decidieron no hacer esperar a los fotógrafos.

La mañana había comenzado con un desayuno de trabajo entre Helmut Kohl y François Mitterrand para actualizar el acuerdo franco-alemán al ritmo de las negociaciones.

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A las dos de la tarde, cuando se supo que la reunión había concluido en acuerdo, los altavoces del Palacio de Congresos reclamaron insistentemente "al fontanero de servicio". Aún faltaba por desatascar algún desagüe.

La noche anterior, tras la cena en el Palacio de la Moncloa, Felipe González había aclarado ideas con su equipo de cumbre. Pasada la medianoche, tras la llegada de los asesores Pedro Solbes y Juan Antonio Yáñez, que habían estado redactando propuestas y conclusiones hasta última hora en el palacio de Congresos, Felipe González "metió lápiz a los textos de unión monetaria y dimensión social".

Para rematar, en el ambiente flotaba el mal sabor dejado por la charla alrededor de la chimenea, en la que la propuesta española para ayudar a resolver el problema de la deuda no despertó ningún calor. El verano madrileño no ayudó nada al gesto que González quería conseguir de Europa hacia las democracias amenazadas en América Latina.

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El que mejor remató la jornada fue Mitterrand, que viajó a Santiago de Compostela, en visita privada, y degustó allí pulpo a la marinera y vino de Ribeiro.

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