Editorial:

Viaje a Argelia

EL MINISTRO español de Asuntos Exteriores estuvo el pasado lunes en Argel. Los Gobiernos español y argelino acordaron que las visitas de trabajo se celebren anualmente, pero en esta ocasión Fernández Ordóñez ha viajado más como presidente de la Comunidad Europea que como canciller español. España y Argelia han dejado de tener contenciosos profundos y su relación es ahora sólidamente amistosa. Los créditos que le concedió España (380 millones de dólares) tras los disturbios que asolaron al país en octubre del pasado año han servido para apuntalar la incipiente evolución argelina hacia la democr...

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EL MINISTRO español de Asuntos Exteriores estuvo el pasado lunes en Argel. Los Gobiernos español y argelino acordaron que las visitas de trabajo se celebren anualmente, pero en esta ocasión Fernández Ordóñez ha viajado más como presidente de la Comunidad Europea que como canciller español. España y Argelia han dejado de tener contenciosos profundos y su relación es ahora sólidamente amistosa. Los créditos que le concedió España (380 millones de dólares) tras los disturbios que asolaron al país en octubre del pasado año han servido para apuntalar la incipiente evolución argelina hacia la democracia, algo que el clamor popular y las muertes hicieron indispensable.El último problema serio que si no está encarrilado aún hacia su solución definitiva sí al menos empieza a circunscribir el protagonismo de España a sus justas proporciones es el del Sáhara. Tras las alternativas por las que pasó la cuestión en 1988 (entre ellas nada menos que la suspensión de un viaje de Hassan II a Madrid y una mediación del secretario general de las Naciones Unidas que resultó prematura), las cosas empezaron a enderezarse con la reconciliación entre Marruecos y Argelia y la sonada visita de los responsables del Frente Polisario al rey alauí. A finales del presente mes viajará nuevamente a la zona el secretario general de la ONU, que de este modo retomará la iniciativa, apoyado por la diplomacia española. Evidentemente, uno de los temas discutidos por Ordófiez con su homólogo en Argel ha sido la autodeterminación del Sáhara y el papel que desempeñará Madrid en ella.

El ministro español fue acogido en Argelia con el interés añadido que se reserva a un presidente comunitario que el próximo día 12 presidirá en Luxemburgo el Consejo de Asociación CE-Argelia. Una de las tareas de la presidencia es proseguir el diálogo económico institucional con los diversos partenaires posibles; la Comunidad favorece estos contactos con especial interés en los casos de proyectos de integración regional. Uno de ellos es, naturalmente, la propuesta Unión Económica Magrebí. No es de extrañar, por consiguiente, el contenido comunitario de la visita de Ordóñez.

En la reunión preparatoria de anteayer se tocaron de manera informal los temas que luego recibirán trato oficial en Luxemburgo. Entre los económicos destacan la cuestión de la financiación, al menos parcial por parte de la CE, del gasoducto Argelia-Marruecos-España, que el país norteafricano está absolutamente empeñado en construir, y el problema de su importante deuda exterior (25.000 millones de dólares), atendida puntualmente por Argel pero para la que pide asistencia. De entre los temas políticos destacan dos de gran actualidad: el intratable asunto del Líbano, que Argelia sigue de cerca al formar parte de la comisión tripartita delegada por la cumbre de Casablanca para buscar soluciones a la tragedia, y el turbio conflicto que ha enfrentado a Senegal y Mauritania -en el que Argel ha apoyado a este último país- y cuyos brotes de racismo han evocado los peores momentos de luchas y matanzas tribales.

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