El gran salto al siglo XX

Bañado por las aguas del mar Arábigo, Omán es un sultanato de ensueño, cuyo nombre sugiere historias legendarias y playas paradisiacas. La visita no suele defraudar, pero queda aún muy reciente la fecha en que se abrió al turismo, todavía incipiente y exclusivo, este rincón del planeta. Junto a esa visión idílica, un país casi recién nacido, de poco más de un millón de habitantes, intenta consolidar nuevas estructuras que le permitan adaptarse al mundo de hoy.De pescadores de perlas, constructores de barcos y comerciantes, sus habitantes pasaron súbitamente, hace una veintena de años, al igual...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Bañado por las aguas del mar Arábigo, Omán es un sultanato de ensueño, cuyo nombre sugiere historias legendarias y playas paradisiacas. La visita no suele defraudar, pero queda aún muy reciente la fecha en que se abrió al turismo, todavía incipiente y exclusivo, este rincón del planeta. Junto a esa visión idílica, un país casi recién nacido, de poco más de un millón de habitantes, intenta consolidar nuevas estructuras que le permitan adaptarse al mundo de hoy.De pescadores de perlas, constructores de barcos y comerciantes, sus habitantes pasaron súbitamente, hace una veintena de años, al igual que los de otros países vecinos, a manejar modernos ordenadores, vivir en burbujas de aire acondicionado y disponer de la última tecnología agrícola. El milagro del petróleo transportó al siglo XX, como por obra de un mago, a una sociedad anclada varias centurias más atrás. El artífice de este gran salto ha sido su actual gobernante, Qabus ibri Said ibri Taimur.

Desde su ascensión al poder, tras derrocar a su padre en 1970, el número de camas de hospital ha pasado de 12 a 1.750; el de plazas escolares, de 900 a 165.000, y la primera promoción universitaria está a punto de concluir sus estudios en la universidad de Mascat, la capital. A pesar de estos avances, el propio sultán reconoce su dependencia del exterior. Súbditos de la antigua metrópoli, el Reino Unido, siguen ejerciendo una importante labor en la dirección del Ejército (con 1.000 oficiales británicos) y en amplios sectores de la Administración.

Algo ha cambiado, sin embargo, con la independencia. El trabajo de estos expatriados responde a contratos de propia iniciativa, y no como antes, a la voluntad más o menos interesada de Londres, con cuyo Gobierno se mantienen unas estrechas relaciones.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En