Venezuela rompe con el comité de acreedores

Con todo el coste político-social que están ocasionando las severas medidas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez está tropezando con la banca mundial para la obtención urgente de dinero fresco que auxilie su crisis económico-financiera.Tras el sacrificio que ha significado imponer un programa económico radical que ha provocado protestas populares, estallidos sociales con más de 2.000 muertos y millonarias pérdidas materiales, las negociaciones con los banqueros internacionales han ido de mal en peor.

Y es que a Venezuela se...

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Con todo el coste político-social que están ocasionando las severas medidas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno venezolano de Carlos Andrés Pérez está tropezando con la banca mundial para la obtención urgente de dinero fresco que auxilie su crisis económico-financiera.Tras el sacrificio que ha significado imponer un programa económico radical que ha provocado protestas populares, estallidos sociales con más de 2.000 muertos y millonarias pérdidas materiales, las negociaciones con los banqueros internacionales han ido de mal en peor.

Y es que a Venezuela se le han cerrado las puertas para el esperado auxilio de 600 millones de dólares como crédito puente para aliviar urgentemente sus mermadas finanzas, como tampoco los otros 1.400 millones que solicitaba a la comunidad bancaria. La razón de este primer fracaso es que los banqueros internacionales piden a cambio garantías en petróleo y oro, y el Gobierno venezolano se niega a darlas por cuestiones de soberanía y nacionalismo.

El Gobierno de Pérez decidió romper la semana pasada las conversaciones con el comité de bancos, resolviendo negociar por separado con cada uno de ellos la solicitud de refinanciar su deuda externa pública de 21.000 millones de dólares, los descuentos y los nuevos créditos.

A partir de esa discrepancia, el Gobierno decidió no continuar los pagos de servicios de la deuda pública y privada, que en la práctica significa una moratoria, no declarada oficialmente. Desde enero de 1989 y hasta hoy, el retraso acumulado -sólo en intereses- es de 350 millones.

El endurecimiento de la postura venezolana surge a raíz del lanzamiento del plan Brady, propuesto por el secretario del Tesoro de Estados Unidos, que ha indicado a Venezuela y México como los primeros beneficiarios. En dicho plan también se plantea la reducción de la deuda a través de los descuentos en el mercado secundario.

En síntesis, los negociadores venezolanos han dejado en el aire la refinanciación de su deuda porque, ya no se conforman con un nuevo acuerdo sino en la rebaja de su deuda al descuento en el mercado secundario.

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