Crítica:'JAZZ'

Cada cosa por su lado

Donna Hightower empezó su recital de música religiosa con Sometimes I feel like a motherless child (A veces me siento como un niño sin madre). Sin madre, pero con micrófono. Conocida es la importancia del micrófono para los cantantes ligeros -de Bing Crosby a Bobby McFerrin-, y Donna, hasta su conversión paulina al gospel, fue una cantante ligera excelentísima. Pero en esta ocasión ni el género ni el local eran adecuados para semejante artilugio. Especialmente el local, porque en la sala de cámara del Auditorio Nacional hacía raro ver cómo imagen y sonido iban cada cosa por su la...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Donna Hightower empezó su recital de música religiosa con Sometimes I feel like a motherless child (A veces me siento como un niño sin madre). Sin madre, pero con micrófono. Conocida es la importancia del micrófono para los cantantes ligeros -de Bing Crosby a Bobby McFerrin-, y Donna, hasta su conversión paulina al gospel, fue una cantante ligera excelentísima. Pero en esta ocasión ni el género ni el local eran adecuados para semejante artilugio. Especialmente el local, porque en la sala de cámara del Auditorio Nacional hacía raro ver cómo imagen y sonido iban cada cosa por su lado. En el centro, la imagen, con la habitual tapicería de alma bienaventurada aliviada por unas flores de sillón tropical; a los lados, la voz, algo des figurada por la amplificación Para colmo, uno de los altavoces se pasó la primera parte soltand a chasquidos como si dentro estuvieran friendo churros. Este, junto a la disociación de imagen y sonido, creaba la impresión de que Donna cantaba en play-back, y encima con el disco rayado.En la segunda parte, entre que se aligeró el repertorio y se arregló el chicharrillo del altavoz, las cosas mejoraron. Escuchamos en esta parte villancicos y canciones populares. Tuvo además Donna la ocurrencia de cantar gospel en español. Hay irreverencias que se justifican por sus resultados, pero ésta no. Oír que el Señor nos ha lavado con su sangre carmesí pone de ese color no la sangre, sino las mejillas. Vamos, que se le sube a uno el pavo, cosa por otra parte muy navideña.

Donna Hightower

Auditorio Nacional. Madrid, 21 de diciembre.

El pianista Michael Thatcher fue cuidadoso en la pulsación, en vez de darle al piano los zurriagazos destemplados y proféticos que son habituales en quienes acompañan estos géneros.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En