Crítica:CINE

La dificultad de dibujar con carne

Lo habitual en cine es convertir historias de gente de carne y hueso en historias de muñecos animados. Hay incontables películas de esta especie, algunas memorables.Pero, en cambio, hay pocas películas que sigan el camino contrario. Entre estas pocas, algunas -se cuentan con una mano- han alcanzado -y no siempre merecidamente- popularidad mundial, como, por ejemplo, la serie dedicada a los cuadernillos de Superman, que comenzó convincentemente, por los aires, y terminó estrellándose, por los suelos.

El clic, la película francesa que comentamos, dirigida a la buena de Dios por Jea...

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Lo habitual en cine es convertir historias de gente de carne y hueso en historias de muñecos animados. Hay incontables películas de esta especie, algunas memorables.Pero, en cambio, hay pocas películas que sigan el camino contrario. Entre estas pocas, algunas -se cuentan con una mano- han alcanzado -y no siempre merecidamente- popularidad mundial, como, por ejemplo, la serie dedicada a los cuadernillos de Superman, que comenzó convincentemente, por los aires, y terminó estrellándose, por los suelos.

El clic, la película francesa que comentamos, dirigida a la buena de Dios por Jean-Louis Richard, es una de ellas. Su empeño no es, ciertamente fácil de alcanzar, pues siempre resulta bastante más complicado dar carne a muñecos dibujados que convertir en muñecos a gente de carne.

El clic

Dirección: Jean-Louis Richard. Filme basado en los comics dibujados por Milo Manara. Producción: Francia, 1988. Fotografía: Jacques Renoir. Intérpretes principales: Florence Guerin, Jean-Pierre Kalfon, Jasmine Maimone. Estreno en Madrid: cines Arlequín, Cristal y Aluche.

Los comics eróticos del italiano Milo Manara tienen fama mundial gracias a su desparpajo, a esa gracia mantenida con humor y elegancia en los mismísimos bordes de la zafiedad, pero sin traspasarlos, y de ahí proviene su buena celebridad.

Un equipo de cineastas franceses ha querido dar carne rosa a estos verdes dibujitos italianos y, una vez más, ha puesto de manifiesto que esto no es nada fácil y, en cualquier caso, que este equipo francés no era, ni mucho menos, el adecuado para meterse en un asunto así de exigente y dificultoso.

Infumable

El resultado es una película de esas que los buenos fumadores de cine llaman infumables: una insípida, torpona, arritmica y tonta obra que no logra levantar ni una sonrisa, y menos una reacción erótica, en el espectador, que de esta manera asiste a una historieta de intención lúdica con cara de funeral. Y en eso consiste todo. ¿Por qué demonios se ha hecho este filme? Y puestos a hacerlo, ¿por qué se ha puesto el proyecto en manos tan incapacitadas para sacarlo adelante?

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