Crítica:MÚSICA

Vuelta a casa

Carreras ha vuelto a cantar en el Liceo, "en su casa", como subrayó el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, poco antes de imponerle la Medalla de Oro de la ciudad, durante el intermedio del recital ofrecido en la noche del domingo. Antes o después tenía que pasar: hubo la primera vez que el tenor salió a saludar a este teatro, aunque sin cantar; hubo la primera vez que cantó en Barcelona, aunque no en el teatro; hubo la vez que cantó en un teatro -en la ópera de Viena-, aunque no en Barcelona. Ahora ha cantado en el Liceo, aunque no interpretando un papel operístico: ésta será la última eta...

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Carreras ha vuelto a cantar en el Liceo, "en su casa", como subrayó el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, poco antes de imponerle la Medalla de Oro de la ciudad, durante el intermedio del recital ofrecido en la noche del domingo. Antes o después tenía que pasar: hubo la primera vez que el tenor salió a saludar a este teatro, aunque sin cantar; hubo la primera vez que cantó en Barcelona, aunque no en el teatro; hubo la vez que cantó en un teatro -en la ópera de Viena-, aunque no en Barcelona. Ahora ha cantado en el Liceo, aunque no interpretando un papel operístico: ésta será la última etapa de un complejo via crucis artístico que le ha obligado a volver a debutar, a probarse de nuevo ante el público cuando ya llevaba muchos años consiguiendo su unánime aplauso.La gran lección que Carreras está dando en toda esta circunstancia es de orden profesional: sabe perfectamente qué se espera de él y asume el reto con coraje, aplomo, seriedad y a la vez humildad.

Recital de José Carreras

José Carreras, voz; Ronald Schneider, piano. Obras de Bononcini, Scarlatti, Rossini, Bellini, Puccini, Liszt y Tosti. Gran Teatro del Liceo, Barcelona, 6 de noviembre.

No presentó el tenor un programa substancialmente diferente al que ha venido ofreciendo en sus últimas apariciones. Bononcini, Scarlatti, Rossin¡ -Quell'alme pupille de La pietra del Paragone- y Bellini -excelente recitativo y aria de I Capuléti ed i Montecchi- prepararon en la primera parte el camino para las tres deliciosas canciones de Puccini (Sole e amore, Terra e mare y Menti all'avviso) que, junto con las clásicas de Tosti durante la segunda (Malia, Non l'amo più, A vuchella y L'ultima canzone), fueron lo mejor del programa oficial, debidamente redondeado con cuatro piezas fuera de programa aclamadas entre lluvia de flores y octavillas lanzadas desde el cuarto y quinto piso. Un clamor especial cosechó No puede ser esa mujer de La tabernera delpuerto.

Carreras no estuvo acompañado por su pianista habitual, Vincenzo Scalera, con quien la compenetración, especialmente en el repertorio tostiano donde los rubati forman parte indisoluble de las propias piezas, es absoluta. En su puesto actuó el británico Ronald Sclineider, correcto aunque bastante gélido y que permitió un juego bastante menos brillante que el del italiano.

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