Cartas al director

Nuevos títulos para Medicina

Que la Universidad española lleva siglos sin encontrar su sitio en la sociedad es, por desgracia para todos, un secreto a voces. Que las enseñanzas que en ella se imparten no se adaptan ni de lejos a las necesidades del país es una cruda realidad que comprueba cualquier licenciado que accede al mercado de trabajo. Todo esto se sabe, y lo cierto es que esa misma sociedad lo ha acabado por asumir como algo tan irreparable como la Telefónica o el tráfico rodado. Pero que los que hemos tenido que sufrir esas insuficiencias debamos asistir impasibles al intento de sustitución de uno de los mecanism...

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Que la Universidad española lleva siglos sin encontrar su sitio en la sociedad es, por desgracia para todos, un secreto a voces. Que las enseñanzas que en ella se imparten no se adaptan ni de lejos a las necesidades del país es una cruda realidad que comprueba cualquier licenciado que accede al mercado de trabajo. Todo esto se sabe, y lo cierto es que esa misma sociedad lo ha acabado por asumir como algo tan irreparable como la Telefónica o el tráfico rodado. Pero que los que hemos tenido que sufrir esas insuficiencias debamos asistir impasibles al intento de sustitución de uno de los mecanismos que hubo que crear en gran manera para solventar las lagunas del período de licenciatura, en este caso en Medicina, parece demasiado.El sistema MIR de formación de médicos posgraduados, que tanto costó instaurar y desarrollar en los años setenta, y al que por cierto contribuyeron muy activamente muchos de los que hoy ostentan el poder en la sanidad española, ha permitido, entre otras cosas, la formación de unos profesionales hospitalarios cuando menos equiparables a los de los países occidentales más avanzados, con un sistema serio e igualatorio de selección de candidatos y un período retribuido de formación de cuatro-cínco años con responsabilidad creciente, que constituye hoy por hoy la única alternativa seria que garantiza un entrenamiento adecuado a las necesidades de la compleja medicina moderna.

No hace falta ser muy suspicaz para adivinar en los pomposos títulos de especialista, master y experto que la universidad Complutense piensa expedir, y que supongo que para curarse en salud califica de "sin carácter oficial" (EL PAÍS, 24 y 25 de octubre), van a aspirar a medio y largo plazo a sustituir el actual sistema por otro tan obsoleto y paternalista como el de las escuelas profesionales (con otro nombre, por supuesto), que algunos ingenuos considerábamos fenecidas.-

. Jefe de sección de Nefrología del hospital Ramón y Cajal.

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