Crítica:CINE

Comedia dulzona

Mi dulce pueblecito, dirigida por el checoslovaco Jiri Menzel, graduado en la prestigiosa escuela de cinematografla de Praga conocida como la FAMU, es una comedia arquetípica de las producidas por dicha cinematografía.El filme, el director y la citada escuela fueron protagonistas durante pasadas ediciones en el Festival de Cine de Valladolid. El director, uno de los más destacados realizadores de comedias checas, movimiento cuya eclosión alcanzó el éxito en los años sesenta, popularidad mitigada por la invasión soviética de 1968, y el redecrudecimiento de la censura, empezó en el cine c...

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Mi dulce pueblecito, dirigida por el checoslovaco Jiri Menzel, graduado en la prestigiosa escuela de cinematografla de Praga conocida como la FAMU, es una comedia arquetípica de las producidas por dicha cinematografía.El filme, el director y la citada escuela fueron protagonistas durante pasadas ediciones en el Festival de Cine de Valladolid. El director, uno de los más destacados realizadores de comedias checas, movimiento cuya eclosión alcanzó el éxito en los años sesenta, popularidad mitigada por la invasión soviética de 1968, y el redecrudecimiento de la censura, empezó en el cine como actor -llegando a actuar en algunos de sus propios títulos-, fue ayudante de Vera Chytilova y alcanzó su mayor triunfo con Trenes rigurosamente vigilados, título mítico en dicha cinematografía, premiado con el Óscar en 1967 para la mejor película extranjera.

Mi dulce pueblecito

Director: Jiri Menzel. Guión: Zdeneck Sverak. Fotografía: Jaromir Sofr. Música: Jiri Sust. Producción: Barradov Film Studio. Checoslovaquia, 1985. Intérpretes: Janos Ban, Marian Labuda, Rudolf Hrusinski, Milena Dvorska y Ladislav Zupanic. Estreno en Madrid: cine California (versión original).

Al contrario que el reconocído Milos Forman, Menzel permaneció en su país y mantuvo su peculiar humor, como demuestra el presente título.

Mi dulce pueblecito, fiel a los cánones de la comedia checa, es un filme agradable, que busca en el sentimentalismo rural y en el sentimentalismo solidario el cauce para el humor y la aquiescencia del público.

Aunque sus protagonistas son dos -los eternos sosias del gordo y el flaco-, la comedia está revestida de un carácter coral, con tenue crítica burocrática-política. Menzel nos presenta a sus personajes con mirada comprensiva sin recriminarles sus debilidades e insuficiencias, aunque sin renunciar a evidenciar sus estupideces.

Con ritmo desigual y momentos de dispar acierto cómico, Jiri Menzel conduce el filme a un final feliz, despreciando la acidez en su leve crítica al sistema, sin llegar a la altura de su realización oscarizada, dejando patente su estilo, aunque descafeinado por el paso de los años.

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