Tribuna:FERIA DE SEVILLA

Rafael de Paula torea con la cintura

Los toreros gitanos siempre han sido muy originales en los vestíos de torear. El más estrafalario era Rafael El Albaicín. Este otro gitano, del jerezano barrio de Santiago, también destaca por llevar ternos poco corrientes. Ayer se vistió de negro y azabache. De negro salió vestido Joselito El Gallo cuando se murió su madre, la seña Grabiela. De negro vistieron a la Macarena cuando murió José.¿Por quién llevaba luto ayer Rafael de Paula? Espero y deseo que no fuera por la muerte de ningún deudo. Tras su penosa actuación en el primero, pensé que era una señal inequívoca de ...

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Los toreros gitanos siempre han sido muy originales en los vestíos de torear. El más estrafalario era Rafael El Albaicín. Este otro gitano, del jerezano barrio de Santiago, también destaca por llevar ternos poco corrientes. Ayer se vistió de negro y azabache. De negro salió vestido Joselito El Gallo cuando se murió su madre, la seña Grabiela. De negro vistieron a la Macarena cuando murió José.¿Por quién llevaba luto ayer Rafael de Paula? Espero y deseo que no fuera por la muerte de ningún deudo. Tras su penosa actuación en el primero, pensé que era una señal inequívoca de su despedida, pues ya llovía sobre mojado en sus actuaciones anteriores.

Pero cuándo inició su faena en el cuarto de la tarde cambié radicalmente de opinión. Rafael no ha salido de luto por nada personal. Lo ratifiqué cuando se echó la muleta a la derecha, e interpretó el toreo más bello, que ustedes imaginarse puedan. Acompañando al toro con la cintura, rematando en la cadera, con una cadencia maravillosa. No un pase aquí y otro allá, sino uno detrás de otro como las cerezas. Ya no me pareció el traje tan negro. Advertí, entonces, que tenía incrustados unos rubíes, que, relumbraban alborozados de tanto arte. La faena fue corta, diez o doce muletazos. ¿Pero como se pueden dar cincuenta pases de ese corte? La plaza, -¡qué sensible!- estaba boquiabierta. No se lo creía. Allí ya nadie se acordaba de lo que nos había hecho sufrir otrora.

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¿Y entonces por quién era el luto? Pienso que sería para cantar un requien por la casta de la ganadería brava, por el trapío de los toros, por el prestigio de la plaza.

El domingo de Resurrección felicitábamos a los veterinarios por su celo profesional, al ser rigurosos en el reconocimiento de la corrida de Núñez. Hoy, en aras de la objetividad, hay que censurar su manga ancha. Los corridos en segundo, tercero y cuarto lugar, especialmente éste último, eran impropios de la. Feria de Sevilla. De la falta de casta, de su borreguez, no tienen la culpa los facultativos, pero seguramente Paula iba vestido de negro porque ese no es el toro de Sevilla, ni el toro de Villaconejos. También hay que decir que esta falta de trapío ha sido la excepción en las nueve corridas que llevamos de feria.

A salir de la plaza, el personal iba, por la orilla del padre Betis, toreando con la cintura. Les había enseñado un gitano, del barrio de Santiago, que se llama Rafael de Paula.

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