Tribuna:

Una modesta proposición (para la paz)

Afortunadamente para historiadores nacionales y estatales, quedan muchos problemas por resolver respecto al nacionalismo vasco. Entre otros: si realmente existe un nacionalismo antes de que Sabino Arana y Goiri fundara el PNV en 1895; si el PNV Regó a ser un instrumento de clase de los industrialistas vascos; si, como efecto de la era franquista, se forjó un nuevo nacionalismo vasco radical que ahora va a tomar el relevo del viejo nacionalismo PNVEA, etcétera.Pero desde el punto de vista del estadista, los problemas causados por insurgentes vascos armados difícilmente podr...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Afortunadamente para historiadores nacionales y estatales, quedan muchos problemas por resolver respecto al nacionalismo vasco. Entre otros: si realmente existe un nacionalismo antes de que Sabino Arana y Goiri fundara el PNV en 1895; si el PNV Regó a ser un instrumento de clase de los industrialistas vascos; si, como efecto de la era franquista, se forjó un nuevo nacionalismo vasco radical que ahora va a tomar el relevo del viejo nacionalismo PNVEA, etcétera.Pero desde el punto de vista del estadista, los problemas causados por insurgentes vascos armados difícilmente podrán verse en una perspectiva histórica. Sobre todo cuando las acciones insurgentes afectan al orden público, a la economía y a la viabilidad de la democracia, no sólo en Euskadi sino a nivel nacional. Para el estadista, este aspecto del nacionalismo vasco debe ser una preocupación diaria. Por tanto, nada más urgente para aquél que llevar el problema a una feliz resolución.

Pero, en verdad, en verdad, ¿qué representa ETA? ¿Cuál es su significado en Euskadi? Para el Gobierno no representa a nadie. El quid está en la palabra representa. En verdad, ETA significa (luego representa, en el sentido de simboliza) mucho. Incluso, y una encuesta del Gobierno vasco apoyaría este aserto, hoy en Euskadi, ETA significa más que el Gobierno vasco. ¿Por qué? Obviamente, porque ETA asumió actuar de parte de una. etnia que se sentía y se siente amenazada por un lento genocidio. Los vascos constituyen así una de las 15 etnias en Europa occidental que se sienten amenazadas. He aquí el problema nuclear.

Ahora bien, lógicamente, el presidente del Gobierno querrá hacer todo lo humanamente posible por resolver lo que es una crisis nacional que afecta directa e indirectamente a la mayoría de los españoles. Y la cuestión es tan urgente que, aunque el movimiento armado siga matando, incumbe al presidente mantener contacto con ellos y negociar una paz que interese a las dos partes. Este es el imperativo moral de un Gobierno. (En una democracia, si el presidente no hace esto, ahí están los otros partidos para. sacar provecho de ello en las próximas elecciones.)

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

¿Hace falta explicar este imperativo de paz? Todo Gobierno tiene la obligación de atender todos los deseos consensuados de sus ciudadanos. Y no sólo porque, en el caso presente, estas demandas, ampliamente compartidas en la comunidad autónoma vasca (CAV), figuraban hasta hace poco en los programas de todos los partidos de izquierda.

¿Y la vía de la paz? Negociar conjuntamente el cese de la violencia de ETA, la retirada de las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) de Euskadi y mecanismos para abordar una futura unificación de la CAV y Navarra y un referéndum sobre la autodeterminación ahora.

Primer escollo: que el Gobierno no puede negociar con una organización armada. No; los Gobiernos pueden y deben negociar con quien sea.

Segundo escollo: el Gobierno no puede negociar demandas políticas con una organización que no representa a nadie. Pero esto es una mixtificación: se apela a un hecho (que los etarras no son políticos electos) para negar una realidad (que los cuatro puntos arriba mencionados se desean mayoritariamente en la CAV).

Pero esto son vaguedades, se dirá. ¿No se podrá proponer un plan concreto para las negociaciones? A falta de otro, he aquí una modesta proposición.

Negociación en dos aspectos: que el Gobierno central negocie con ETA un armisticio, los indultos, amnistías, exilios eventuales, entrega de las armas, con la presencia de un representante de Herri Batasuna, otro del Gobierno vasco y otro del de Navarra. Que todos estén de acuerdo en todo.

Al mismo tiempo, pero aparte, que el Gobierno vasco (el Gobierno central se ha comprometido en el pacto antiterrorista a aceptar lo que decida el Gobierno vasco) negocie, con la presencia de un representante de ETA, de Navarra y del Gobierno central (y, naturalmente, con un representante de los diputados de Herri Batasuna, de la CAV y Navarra), la contrapartida política del armisticio.

A saber, comprometerse a:

1. La inmediata retirada de las FSE o la entrega de su mando al Gobierno vasco, hasta que puedan ser reemplazadas por la Ertzaintza.

2. Establecer un mecanismo para poner a voto la autodeterminación. Que podría tomar la siguiente forma: los que estén a favor (partidos, individuos), que reúnan 250.000-300.000 firmas a su favor. Entonces, que se ponga el sí o el no en una papeleta a que haya un futuro referéndum. Luego, en unas próximas elecciones autonómicas, que se vote entre el statu quo ante, libre asociación o confederación (a definir) o independencia. Un sufragio escalonado, pues, como se hace en todas las democracias.

3. Establecer un mecanismo para poner a voto la unión o asociación-confederación de Navarra con la CAV. Que podría calcar el siguiente modelo: dentro de cinco años, agregar a las elecciones autonómicas de la CAV un referéndum sobre el deseo de unión con Navarra. Dentro de cinco años, en Navarra, reunir firmas (en un número equivalente a la quinta parte del censo) a favor de un referéndum, a tener lugar en dos (siete) años sobre la unificación-asociación- confederación con la CAV.

Para terminar, el partido que promoviese un programa parecido (para la paz) en las próximas elecciones autonómicas barrería en la CAV. Así de sencillo.

Philip W. Silver es profesor de la Columbia University (N. York) y autor del libro Nacionalismos y transición: Euskadi, Catalunya, España.

Archivado En