Crítica:

Música para la intimidad

El ciclo de cámara y polifonía presentó a la directora Mercedes Padilla (Madrid, 1952) con la Orquesta Villa de Madrid en un programa que si hace años habría sido casi convencional, hoy resulta totalmente inhabitual: Divertimento en Re, de Mozart, Adagio, de Albinoni-Giazoto, Concierto para órgano en Do mayor de Haydn, en el que actuó como solista con severidad de estilo, buen fraseo y atractiva comunicatividad el organista Miguel del Barco (nacido en Badajoz en 1938), y las suites Holberg, de Grieg, y Saint Paul, de Holst.Mercedes Padilla demos...

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El ciclo de cámara y polifonía presentó a la directora Mercedes Padilla (Madrid, 1952) con la Orquesta Villa de Madrid en un programa que si hace años habría sido casi convencional, hoy resulta totalmente inhabitual: Divertimento en Re, de Mozart, Adagio, de Albinoni-Giazoto, Concierto para órgano en Do mayor de Haydn, en el que actuó como solista con severidad de estilo, buen fraseo y atractiva comunicatividad el organista Miguel del Barco (nacido en Badajoz en 1938), y las suites Holberg, de Grieg, y Saint Paul, de Holst.Mercedes Padilla demostró, una vez más, su exigente musicalidad, su precisión y expresividad gestual (firmeza del brazo derecho, elegante curva de la mano izquierda) junto a un ideal sonoro e interpretativo que sabe buscar la belleza por la vía más rigurosa.

Orquesta de Cámara Villa de Madrid

Directora: Mercedes Padilla. Solistas: Miguel del Barco, órgano, y Wladimiro Martín, violín. Obras de Mozart, Albinoni, Haydirí, Grieg y Holst. Teatro Real. Madrid, 8 de marzo.

La vía elegida por Padilla para lograr esos resultados es la de cohesionar a su orquesta -a la que añadió como invitado al violinista concertino WIadimiro Martín- para "hablar en música", sin retórica pero con convicción y buen estilo.

La directora Mercedes Padilla parece buscar la intimidad del oyente, esto es, hace música de cámara, que es el mejor modo -ya lo dijo el maestro Manuel de Falla- de tratar estas pequeñas orquestas.

Frescor

El frescor de la suite Holberg o del Divertimento mozartiano puede ejemplificar un trabajo, que, como el de la catedrática de contrapunto y fuga de nuestro conservatorio, merece no solamente los largos y cálidos aplausos del público recibidos por los artistas, sino la mayor atención por parte de todos. Bien la merecen unos valores repetidamente contrastados.

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