Crítica:'POP'

Alma de porcelana negra

En los últimos dos años, la música inglesa busca inspiración en las raíces negras. Blues, jazz, rock y soul se mezclan en las dosis precisas y emerge un estilo musical generalmente bien realizado e interpretado.Carmel McCourt podría enmarcarse dentro de este movimiento, pero han bastado dos discos y algunos conciertos en directo para demostrar que es algo más, porque no se ha limitado a recoger influencias superficiales. Ha buceado hasta lo más profundo, llegando al gospel y al espiritual negro, a la música de las grandes orquestas de jazz y, lejos de limitar...

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En los últimos dos años, la música inglesa busca inspiración en las raíces negras. Blues, jazz, rock y soul se mezclan en las dosis precisas y emerge un estilo musical generalmente bien realizado e interpretado.Carmel McCourt podría enmarcarse dentro de este movimiento, pero han bastado dos discos y algunos conciertos en directo para demostrar que es algo más, porque no se ha limitado a recoger influencias superficiales. Ha buceado hasta lo más profundo, llegando al gospel y al espiritual negro, a la música de las grandes orquestas de jazz y, lejos de limitarse a copiar, plantea una música original, arriesgada y difícil. Las composiciones de Carmel son complejas, arregladas con imaginación y con algunas aportaciones interesantes, como la del trío de ritmo (batería, bajo y percusión) que proporciona una peculiar tensión de influencia latina y desmarca a la cantante británica de planteamientos trillados.

Concierto de Carmel

Carmel McCourt (voz), Jim Paris (bajo), Jerry Darby (batería), John Folarin (percusión), Paul Bayliss y Paul Cousee (saxos), Fayyaz Virji (trombón), Kevin Robinson (trompeta), Mervín Africa (teclados), Janice Hoyte y Toyin (coros). Palacio de Congresos y Exposiciones. Madrid, 27 de febrero.

Es una música magníficamente elaborada con cierto aire de orquesta de Duke Elligton, interpretada por una mujer menuda, con fragilidad de porcelana, enfundada en un escueto maillot negro, capaz de llevar adelante un concierto con una magnífica voz, especialmente brillante en registros medios, y una admirable sutilidad. La música de Carmel está repleta de matices que hay que descubrir poco a poco, hasta llegar a conocer sus guiños, su ternura y las posibilidades para que el público adopte una posicíón activa ante aquello que no se ofrece ya preparado para una fácil asimilación.

Su éxito llega a través de un planteamiento estrictamente musical, valiente y sin concesiones, intentando demostrar que, como el título de su segundo disco, todos tenemos un poco de alma. El soul blanco de Carmel puede hacer despertar músicas dormidas porque es de sutil porcelana negra.

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