El músico Michael Nyman considera que el concepto de minimalismo "no significa nada"

El compositor británico Michael Nyman actúa hoy y mañana en el Palau de la Música por primera vez en Barcelona. Colaborador de Peter Greenaway, autor de óperas y de bandas para anuncios publicitarios, y antes musicólogo y crítico de música, Nyman trabaja en la actualidad en la banda sonora de la película Gaudí, de Manuel Huerga. Considerado adalid del minimalismo musical por unos y representante de una de las derivaciones del new age europeo por otros, su obra se desarrolla al margen de clasificaciones. Nyman considera que el concepto de minimalismo "no significa nada".

El conjunto que ...

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El compositor británico Michael Nyman actúa hoy y mañana en el Palau de la Música por primera vez en Barcelona. Colaborador de Peter Greenaway, autor de óperas y de bandas para anuncios publicitarios, y antes musicólogo y crítico de música, Nyman trabaja en la actualidad en la banda sonora de la película Gaudí, de Manuel Huerga. Considerado adalid del minimalismo musical por unos y representante de una de las derivaciones del new age europeo por otros, su obra se desarrolla al margen de clasificaciones. Nyman considera que el concepto de minimalismo "no significa nada".

El conjunto que acude al Palau está integrado por dos pianos (uno de ellos a su cargo y el otro al de John Carney) y dos violines (Alexander Balenescu y Kate Edwards).A sus 43 años, el londinense Michael Nyman es el compositor que mejor ha sabido concretar y satisfacer las tendencias y expectativas de la vanguardia musical europea. Su figura representa el eslabón perfecto que une el clasicismo con el minimalismo. Aunque para él "este último término en realidad no significa nada. Me lo inventé cuando era periodista y fui el primero en aplicarlo a la música, robándolo del arte minimalista. Creo que los periodistas y la gente a la que no le gusta la música minimalista usan la palabra en sentido peyorativo, como caracterización perezosa de un tipo de música basado en la similitud entre cierto número de compositores, en vez de basarse en las diferencias que existen entre los músicos de ese grupo".

La diferencia en Nyman viene dada por el hecho de que su música, apoyada en una sólida formación académica, está estructurada en función del marco específico para el que ha sido concebida. El compositor encuentra la inspiración o el pretexto para realizar su trabajo tanto en el cine como en la danza, la televisión o la misma publicidad. "Cuando escribo anuncios, tengo total libertad para hacer lo que quiera. Esto me permite utilizar combinaciones instrumentales extrañas y ridículas, que normalmente no hubiese hecho, y me lo pagan muy bien. Me dan lo mismo por escribir 30 segundos para la publicidad que 30 minutos para un cuarteto de cuerda. Por tanto, la música comercial es un subsidio para la composición de música de concierto, pero también es un taller maravilloso para mis ideas".

Una de las más paradigmáticas de estas ideas, concebida y escrita en 1976, se titulaba In re Don Giovanni. "Ésta es una de las primeras piezas que escribí, y me fue sugerida por Peter Greenaway, al preguntar si era posible una pieza musical que fuese a la vez del siglo XVIII y de finales del XX, y hecha de tal forma que no se pudiese desenmarañar. Si escucha el aria de donde saqué estos 16 compases, no le prestaría atención. Es sólo la introducción de una canción. De la gente que cono ce mi versión, sólo algunos cuando van a ver o escuchan el Don Giovanni de Mozart, reco nocen mi tema, pero la mayoría no. Así que se necesita otro par de oídos para volver y escuchar esta aria".

Es evidente que esta pieza influye decisivamente en la gestación de la película El contrato del dibujante, del cineasta Peter Greenaway, con quien Nyman colabora habitualmente. "Lo que más me interesa de mi trabajo con Peter no es únicamente crear imágenes musicales que resulten interesantes, sino controlar cómo y cuándo ocurren. Por tanto, en lo que estoy interesado es en crear una forma, una pieza de arquitectura musical. En El contrato del dibujante controlé la estructura de la música nota a nota, compás a compás. Tiene una estrutura de seis minutos. Lo que no controlé fue la estructura sinfónica sencillamente porque no sabía dónde colocaría una música determinada ni cuánto utilizaría de ella. Tomé como base a Purcell, por razones obvias. Hay una idea musical abstracta para cada uno de los 12 dibujos. ¿Qué proceso siguen los dibujos en la película? Empiezan en blanco, surgen los primeros trazos y el dibujo va evolucionando. Escribí música en analogía con este proceso. Una música muy simple, en la que la información va creciendo hasta llegar a ser una pieza de música completa. Conocía los límites del papel, es decir, tenía un marco, y la música también se produce dentro de un marco".

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