Vecinos de Finisterre abandonan sus casas ante el temor de que un temporal haga estallar el 'Casón'

El cambio climatológico y el peligro de temporal que parecía avecinarse a última hora de la tarde de ayer en la costa de Finisterre, donde está embarrancado el buque panameño Cason, incrementó el éxodo de cientos de habitantes de Finisterre y Corcubión, que en los últimos días ya habían comenzado a abandonar sus hogares. Unas 200 familias evacuaron voluntariamente Finisterre en sus vehículos desde la madrugada de ayer, portando en algunos casos sus enseres más esenciales, desde ropa a televisores. El Cason carga al menos 2.000 bidones de productos tóxicos e inflamables, entre ellos, sodio metá...

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El cambio climatológico y el peligro de temporal que parecía avecinarse a última hora de la tarde de ayer en la costa de Finisterre, donde está embarrancado el buque panameño Cason, incrementó el éxodo de cientos de habitantes de Finisterre y Corcubión, que en los últimos días ya habían comenzado a abandonar sus hogares. Unas 200 familias evacuaron voluntariamente Finisterre en sus vehículos desde la madrugada de ayer, portando en algunos casos sus enseres más esenciales, desde ropa a televisores. El Cason carga al menos 2.000 bidones de productos tóxicos e inflamables, entre ellos, sodio metálico, explosivo al contacto con el agua.

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En Finisterre existía una considerable tensión, y se registraron enfrentamientos en la parada de la única línea regular de autobuses al término de una asamblea popular convocada por el alcalde, Valentín Castreje, del PDP, la primera en que se facilitó información oficial a los vecinos.Tanto el director general de Marina Mercante, José Antonio Madiedo, como el gobernador civil de La Coruña, Andrés Moreno Aguilar, reiteraron los llamamientos a la tranquilidad de la población. "Hay gente en la cubierta del buque trabajando sin máscaras, lo que indica que no hay peligro de contaminación", resaltó el primero, al tiempo que achacaba a "la rebeldía de algunos grupos" la inquietud reinante entre los vecinos. También el comandante de Marina de La Coruña, Antonio Pache Montenegro, manifestó ante más de 500 vecinos de Finisterre que "no hay razones para el alarmismo".

[Moreno Aguilar desmintió en declaraciones a Efe que Protección Civil hubiese recomendado el cierre de los colegios públicos. No obstante, la Xunta reconoció que la Consellería de Educación había dado orden de suspender cautelarmente las clases en los ayuntamientos de Finisterre, Corcubión y Cee].

En las localidades de la zona la incertidumbre hizo que en muchas casas no se durmiese en la noche del martes. Hasta la una o dos de la madrugada había corrillos de vecinos en la principal plaza del pueblo preguntándose entre sí y a los periodistas si se iban a dormir o evacuaban la población, mientras algunas familias abandonaban la villa en coches particulares.

En la mañana de ayer se produjeron conatos de peleas en las colas de la única línea regular de autobuses. Según la estimación de uno de los conductores, al menos una docena de vehículos transportaban viajeros en el día de ayer.

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Tema único de conversación

Un joven que despedía a su familia en la parada afirmaba: "Es lo mejor que se puede hacer, porque si dan la orden de evacuar no podríamos hacerlo todos a la vez". Finisterre cuenta sólo con una estrecha carretera de salida. Un marinero que se disponía a ocupar su asiento comentaba las consignas de tranquilidad de las autoridades, señalando que "sería una tontería que transmitieran otra cosa". El camarero de una de las cafeterías más concurridas comentaba: "Si yo fuera el dueño del bar, no me quedaría aquí".El estado de ánimo de los finisterranos se evidenció en la primera asamblea informativa convocada por el alcalde al mediodía de ayer. Después de que la primera autoridad local pidiera tranquilidad, basándose en la información oficial, se produjeron enfrentamientos entre una mujer, partidaria del primer edil, que agredió a un concejal del Partido Nacionalista Galego al pedir éste explicaciones de las medidas de control adoptadas. "Llevamos cuatro días con el barco ahí y dicen ahora que no pasa nada", afirmaban algunos, mientras otros aplaudían cada intervención del alcalde.

El símbolo más evidente de la disociación entre el sentir de unas; personas que estos días sólo tienen un tema de conversación y la fría realidad oficial fue el tenso diálogo registrado la noche del martes entre el presidente de la Xunta, Fernando González Laxe, y el alcalde de Corcubión, Rafa,el Mouzo, del Bloque Nacionalista Galego (BNG), en el Ayuntamiento de Finisterre.

"Estamos todos como un flan, presidente", afirmaba el alcalde, al tiempo que invocaba su condición de Dresidente de la jurita local de protección Civil para denunciar la falta de informución que, según él, suffian los vecinos. "Lo único que pido", contestaba Laxe, "es tranquilidad y ausencia, de histerismo", a lo que el dirigente local, después de aclarar llesto no va con usted", concluía: "Ustedes están tranquilos porque van a dormir a Santiago y nosotros nos quedamos aquí".

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