Crítica:DANZA

Homenaje a Amnistía Internacional

La pequeña compañía del London Festival Ballet se presentó en Bilbao el pasado miércoles, 25. Formada en 1985 con el fin de poder representar en escenarios pequeños, la componen 15 o 20 bailarines sacados de la compañía grande, casi todos primeros bailarines y solistas.El programa responde a la constante idea del London de conjuntar en sus representaciones la tradición clásica y los montajes actuales. Desde su creación en 1949, ha recopilado y conservado fielmente las corografía; maestras de tradición rusa, danesa e italiana en su extenso repertorio. Hoy está dirigido por Peter Schaufuss, quie...

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La pequeña compañía del London Festival Ballet se presentó en Bilbao el pasado miércoles, 25. Formada en 1985 con el fin de poder representar en escenarios pequeños, la componen 15 o 20 bailarines sacados de la compañía grande, casi todos primeros bailarines y solistas.El programa responde a la constante idea del London de conjuntar en sus representaciones la tradición clásica y los montajes actuales. Desde su creación en 1949, ha recopilado y conservado fielmente las corografía; maestras de tradición rusa, danesa e italiana en su extenso repertorio. Hoy está dirigido por Peter Schaufuss, quien actúa aquí también como partenaire de Trinidad Sevillano.

Abrió el programa Danzas de Napoli. Este ballet es la fiesta en un barrio de Nápoles por la boda de Teresina y Jenaro. Bournonville mezcla expresiones naturales, juegos entre chico y chica con la gracia natural del pueblo; el coqueteo de ellas y la chulería de ellos están metidos en una forma de danza ágil y vital que ha creado estilo. Da un papel importantísimo al bailarín, creando partes de gran lucimiento, saltos, giros y batería, así como la agilidad en las puntas de las bailarinas.

Londoir, Festival Ballet

Trínidal Sevillano, primera bailarina. Teatro Arriaga. Bilbao. 25 y 26 de noviembre.

En Bilbao no fue una buena ejecución. Les faltaba ensayo, seguridad en los pasos, en general se vio descoordinado e impreciso, falto de fuerza. Aunque la buenísima técnica de todos no permitía que fuese un fracaso, sí se echaba en falta esa chispa sin refinar que quiso ponerle su creador. La preocupación por terminar el paso, unido a un escaso interés por lo que bailaban, les hacía parecer bastante falsos e inexpresivos, sobre todo en la tarantela final.

Estreno mundial

El canto del cisne fue estrenado en Bilbao y es un homenaje a la labor de Aministía Internacional e inspirada en la obra Un hombre, de Oriana Fallaci. Pareció que estaba preparado que fuese Bilbao precisamente donde se estrenara, pero su creador, Christopher Bruce, nos dijo que ha hecho un canto a los presos políticos de todo el mundo y que el tema de la represión es universal.Bailado por Kevin Richmond y Matz Skoog en los papeles de policías, y por Koen Onzia en el de preso. Los tres interpretan sus papeles con expresión y seguridad técnica. La coreografia es sencilla y amena y quizás le sobre algunos minutos, pues las evoluciones se repiten y los movimientos no son muy variados. Es efectista la concepción del movimiento como sucesión de líneas en los pasos a tres. Las extensiones y caídas, las salidas del eje vertical buscan crear tensión y lograr el climax que dará razón a la última parte, donde el preso, torturado y sin aliento, hace su canto. Es pájaro queriendo volar, es hombre abatido pensando en otro lugar. Koen pone la vida en lo que hace y eso lo transmite al público. La música de Philips Jambon es acertadísima y decisiva como soporte de la acción. Los policías están espléndidos en el interrogatorio a lo Fred Astaire.

El Corsario, coreografía de Marius Petipa, nos permitió ver a Trinidad Sevillano en el papel de la princesa Medora. Nuestra ya gran primera bailarina no tiene con éste su papel más lucido. La frialdad del personaje no va con su carácter, pero sí es ideal para ver su gran técnica. No pierde nunca la expresión del movimiento, sus brazos son preciosos, largos y suaves.

Peter Schaufuss, en su papel de Conrad, estuvo poco magnético para ella. Preocupado por mantener la altura del salto y las seis piruetas, se le vio descomponer su línea al tomar los impulsos y perder continuamente su presencia física.

Por último, otra obra de Bruce, El sueño se acaba, sobre la vida de John Lennon, resultó monótona, con momentos bonitos en las escenas de los padres, el niño y, en la de etapa de beatle. Es parecida a la anterior en cuanto al estilo, pero hay que dejar claro que a la compañía le gusta mucho bailar las obras de Bruce, y esto se nota. Destacan Janet Mulligan y Martin James en el papel de padres y Susan Hogard en el de Yoko Ono.

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