Los frutos del entendimiento

El buen resultado del concierto del director polaco Mieczsyslaw Nowakowsky al frente de la Orquesta Bética Filarmónica radicó en su capacidad de convencer a la orquesta de su propia verdad musical. Pero no nos engañemos. Ni la orquesta sevillana es una buena orquesta, ni el maestro Nowakowsky es un gran director. Consecuentemente ha habido imperfecciones y patinazos.Pero el oficio del director polaco le permitió obtener los mejores resultados posibles. Ha sabido ajustar sus versiones a las posibilidades con que contaba. Esto ha propiciado que la orquesta se recrease en el más que acepta...

El buen resultado del concierto del director polaco Mieczsyslaw Nowakowsky al frente de la Orquesta Bética Filarmónica radicó en su capacidad de convencer a la orquesta de su propia verdad musical. Pero no nos engañemos. Ni la orquesta sevillana es una buena orquesta, ni el maestro Nowakowsky es un gran director. Consecuentemente ha habido imperfecciones y patinazos.Pero el oficio del director polaco le permitió obtener los mejores resultados posibles. Ha sabido ajustar sus versiones a las posibilidades con que contaba. Esto ha propiciado que la orquesta se recrease en el más que aceptable nivel en el que se estaba moviendo, desencorsetándose del fantasma del patinazo a medida que evolucionaba la actuación.

El Concierto en do menor para viola, de Johann Christian Bach, y la Fantasía para viola, de Hummel, sirvieron al viola rumano Liviu Stanese para probar su calidad y la lógica de su discurso musical. Donde los frutos del entendimiento entre orquesta y director se apreciaron mejor fue en la Cuarta sinfonía de Chaikovski.