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En España, el desarrollo tecnológico se halla aún lejos de estar en primera línea. La realización del Banco de Bilbao en Madrid le supuso a su autor, F. J. Sáenz de Oíza, innumerables quebraderos de cabeza para soslayar las deficiencias del mercado tecnológico nacional en la realización de este tipo de construcciones.Un precedente que aquí tenemos de potente imagen tecnológica moderna es el pabellón de cristal de la Feria del Campo, de Francisco de Asís Cabrero, realizado en 1964. Diez años después, el edificio Bankunión, de José A. Corrales y Ramón V. Molezún, creaba la correspondiente polémi...

En España, el desarrollo tecnológico se halla aún lejos de estar en primera línea. La realización del Banco de Bilbao en Madrid le supuso a su autor, F. J. Sáenz de Oíza, innumerables quebraderos de cabeza para soslayar las deficiencias del mercado tecnológico nacional en la realización de este tipo de construcciones.Un precedente que aquí tenemos de potente imagen tecnológica moderna es el pabellón de cristal de la Feria del Campo, de Francisco de Asís Cabrero, realizado en 1964. Diez años después, el edificio Bankunión, de José A. Corrales y Ramón V. Molezún, creaba la correspondiente polémica, al exhibir en plena Castellana sus industriales fachadas de metal rojizo.

Recientemente han aparecido en Madrid edificios tecno, como la sede de la Empresa Nacional de Energía, proyectado por Eleuterio Población Knappe y construido en un tiempo récord, a base de plantas completamente diáfanas que se cierran mediante piezas modulares con ventanas en ojo de buey, dejando manifestarse en una de las fachadas los tubos de instalaciones, pintados en diversos tonos de azul. El Planetario, de Salvador Pérez Arroyo, trata de evocar el carácter industrial que tenía el lugar en que se ubica, a la vez que alude al contenido de alta tecnología que alberga.