Fiesta de casi todos

La fiesta nacional del 12 de octubre no pudo, finalmente, ser la "fiesta de todos", contra lo que anunciaban los eslóganes oficiales: los presidentes de las comunidades autónomas catalana y vasca, Jordi Pujol y José Antonio Ardanza, respectivamente, brillaron ostensiblemente por su ausencia sin haberla justificado, según fuentes del Gobierno. En la Generalitat, sin embargo, se afirmó que la ausencia de Pujol había sido comunicada con anterioridad.La misma tónica absentista siguió la mayoría de los representantes de los nacionalismos catalán y vasco en las Cortes Generales, mientras los dirigen...

La fiesta nacional del 12 de octubre no pudo, finalmente, ser la "fiesta de todos", contra lo que anunciaban los eslóganes oficiales: los presidentes de las comunidades autónomas catalana y vasca, Jordi Pujol y José Antonio Ardanza, respectivamente, brillaron ostensiblemente por su ausencia sin haberla justificado, según fuentes del Gobierno. En la Generalitat, sin embargo, se afirmó que la ausencia de Pujol había sido comunicada con anterioridad.La misma tónica absentista siguió la mayoría de los representantes de los nacionalismos catalán y vasco en las Cortes Generales, mientras los dirigentes de los restantes grupos políticos parlamentarios -con la excepción del secretario general del Partido Comunista de España, Gerardo Iglesias, que delegó en Nicolás Sartorius- sí estuvieron presentes, y ello, pese a las críticas que el carácter "militarista" del acto de ayer había suscitado entre miembros de algunos grupos parlamentarios (CDS, PSOE, PCE). En el Gobierno destacaban las ausencias del vicepresidente Alfonso Guerra -poco amigo de ceremonias oficiales- y de los titulares de Economía y Administraciones Públicas, Carlos Solchaga y Joaquín Almunia -este último, de viaje en EE UU-, respectivamente, junto con el ministro de Agricultura, Carlos Romero; ausencias todas que dieron origen a no pocas cábalas, cuando proliferan los rumores sobre una próxima crisis del Ejecutivo.