El Instituto de Crédito Oficial tendrá que hacer frente a la amortización de cédulas de inversión obligatoria en 1988

El Instituto de Crédito Oficial (ICO) tendrá que hacer frente, a partir de 1988, a los vencimientos de las cédulas para inversión obligatoria que hasta este año tenían que suscribir los bancos privados para financiar parte del crédito oficial. El ICO, que en 1987 ya pagará todos los intereses de estas cédulas, tendrá el año próximo que obtener en los mercados financieros una cantidad ligeramente inferior a los 80.000 millones de pesetas netos para poder cumplir este compromiso. El Tesoro se compromete, no obstante, a cubrir la diferencia entre lo obtenido por el ICO y los vencimientos de las c...

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El Instituto de Crédito Oficial (ICO) tendrá que hacer frente, a partir de 1988, a los vencimientos de las cédulas para inversión obligatoria que hasta este año tenían que suscribir los bancos privados para financiar parte del crédito oficial. El ICO, que en 1987 ya pagará todos los intereses de estas cédulas, tendrá el año próximo que obtener en los mercados financieros una cantidad ligeramente inferior a los 80.000 millones de pesetas netos para poder cumplir este compromiso. El Tesoro se compromete, no obstante, a cubrir la diferencia entre lo obtenido por el ICO y los vencimientos de las cédulas.La desaparición progresiva del coeficiente de inversión obligatoria para bancos y cajas de ahorro decidida por el Gobierno, consistente en que las entidades financieras ya no tienen que suscribir nuevas cédulas, sino que mantienen las ya en vigor hasta su vencimiento, ha obligado a la Administración a elegir un modelo de amortización de estos títulos -1,6 billones de pesetas ahora- que se ha inclinado porque sea el ICO quien obtenga los fondos necesarios y el Tesoro cubra los déficit anuales.

Cuando el Ministerio de Economía y Hacienda decidió eliminar progresivamente el coeficiente de inversión obligatoria de bancos y cajas de ahorro, el problema planteado era qué hacer con los 1,6 billones de pesetas en cédulas ya en circulación con una vida media de 6,5 años. Las alternativas eran que el Tesoro asumiera esta deuda -ya que él la había emitido- o que el ICO, como receptor de estos recursos, la hiciera suya, lo que podía provocar graves problemas de financiación para el instituto.

Al final se ha elegido una solución intermedia -que se recoge en el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para 1988- que consiste en que el ICO se compromete a pagar los vencimientos anuales -en 1988 se sitúan en torno a 120.000 millones de pesetas- y el Tesoro acepta cubrir la posible diferencia entre los recursos que obtenga el ICO y los 120.000 millones que se necesitan.

En medios del ICO se señala que durante 1988 y 1989 no habrá especiales problemas para conseguir pagar los vencimientos, porque el Banco Exterior de España (BEE) tiene que devolver al ICO una cifra próxima a los 60.000 millones de pesetas, que se le concedieron por parte del instituto para financiar exportaciones a corto plazo, que deben desaparecer a partir del próximo año como consecuencia de la normativa comunitaria sobre este tipo de operaciones.

Banco Exterior

De esta forma, la devolución de los 60.000 millones de pesetas por parte del BEE hará que el ICO sólo tenga que salir a los mercados por una cifra cercana a los 60.000 millones, para hacer frente a la amortización de las cédulas para inversión. El ICO aumentará en 1987 hasta unos 60.000 millones sus emisiones netas de bonos, para hacer frente a las amortizaciones de años anteriores y obtener financiación neta con la que pagar las cédulas, y el resto lo tratará de obtener mediante pagarés a corto plazo. El Tesoro, en todo caso, se compromete a cubrir la diferencia entre los vencimientos y lo que el ICO pueda obtener, pero prestando al instituto ese dinero a tipos de interés de mercado, y no privilegiados, como hasta ahora.El ICO, de esta forma, reforzará su presencia en el conjunto de la banca oficial, ya que el endeudamiento de ésta dependerá cada vez más del instituto, y el Tesoro, por su parte, logra reducir de forma sustancial sus necesidades de endeudamiento y el volumen del déficit público, ya que traspasa una parte importante del mismo a una entidad independiente. El Tesoro sólo tendrá que hacer frente al pago de la diferencia, que tenderá a ser mínimo, y además lo hará obteniendo por esa cantidad una rentabilidad de mercado.

La importante salida al mercado del ICO, para poder amortizar las cédulas para inversión obligatoria, le imposibilitará en la práctica el poder obtener recursos nuevos para prestar a los bancos oficiales y que ellos amplíen su presencia en el sistema financiero. Serán los propios bancos los que salgan a los mercados a la búsqueda de recursos nuevos con los que financiar sus incrementos de inversión.

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