Numerosas actividades alrededor de la figura de Arturo Toscanini se celebran en Parma

La ciudad de Parma vive desde hace unos meses a la sombra del gran director parmesano Arturo Toscanini. Varios aniversarios toscaninianos -30 años de la muerte, 120 del nacimiento, 50 de la primera transmisión con la Orquesta de la Radio Americana- coinciden con la celebración del III Concurso Internacional de Dirección de Orquesta, la reinauguración de la casa museo y la compra por parte de la Biblioteca Pública de Nueva York a la familia Toscanini de la mayor parte de grabaciones, partituras y cartas del maestro.

Parte del valioso material adquirido por la Biblioteca Pública de Nueva ...

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La ciudad de Parma vive desde hace unos meses a la sombra del gran director parmesano Arturo Toscanini. Varios aniversarios toscaninianos -30 años de la muerte, 120 del nacimiento, 50 de la primera transmisión con la Orquesta de la Radio Americana- coinciden con la celebración del III Concurso Internacional de Dirección de Orquesta, la reinauguración de la casa museo y la compra por parte de la Biblioteca Pública de Nueva York a la familia Toscanini de la mayor parte de grabaciones, partituras y cartas del maestro.

Parte del valioso material adquirido por la Biblioteca Pública de Nueva York se refleja en la exposición montada en el teatro Farnesio, uno de los milagros históricos de la arquitectura teatral, obra de Glovanni Battista Aleotti. El director de la Mostra, el musicólogo americano Harvey Sachs, autor de la más interesante biografía del gran Arturo de Parma, añade a título de actualidad otra motivación: la publicación del polémico Understanding Toscanini, de Joseph Horowitz (Konpf`, Nueva York, 1987), que "cuando menos demuestra el interés vivo que despierta la figura del mítico conductor". En los años ochenta, además de la aludida obra de Sachs (1981), se publicaron Il giovane Toscanini, de Vetro (Parma, 1982), y Ho cantato con Toscanini, de Valdengo (Aosta, 1984).Son conocidos los inconvenientes de los certámenes para directores. Uno, principalísimo, es la necesidad de juzgar a los aspirantes a maestros después de asistir a unas pruebas demasiado breves. En Parma se han pensado las cosas de modo bien diverso gracias a la estupenda labor del director de la Orquesta de Emilia Romagna, el soviético VIadimir Delman, y del director general de la Agrupación Sinfónica, Gianni Baratta. Los aspirantes admitidos, en número no superior a 50, participan durante dos meses en un curso de especialización del que salen seleccionados seis u ocho semifinalistas, juzgados por un tribunal italiano. Para las semifinales y finales juzga un amplio jurado internacional que, unido al italiano, está compuesto por una docena de personalidades de la música. Paralelamente se juzgan las obras presentadas al concurso internacional de composición Gofredo Petrassi, celebrado este año por segunda vez. Las partituras finalistas, en número de tres, pasan a ser interpretadas -previo sorteo- por los finalistas.

Los premiados

En esta tercera edición del concurso Toscanini el primer premio (cinco millones de liras y al menos una producción sinfónica o lírica) ha sido concedido ex aequo al japonés Kazushi Ono (Tokio, 1960), un director de gran imaginación, dueño ya de una admirable técnica gestual y una fuerte comunicabilidad y al alemán de la República Democrática Alemana Olaf Henzold, también de 27 años. Antonio Pirolli (Roma, 1959) obtuvo el tercer premio.Quedó desierto el primer premio de composición, cuyo jurado presidió el maestro Petrassi, y fueron concedidos los otros dos a Ernst Helmut Flammer (1949) por su Getsemani y a Stefano Gervasoni (Bergamo, 1962), por In Eile zögernd III.

Las actividades toscaninianas continúan hasta entrado octubre con diversos coloquios: Los grandes festivales de los años treinta, La Scala y el nacimiento de los entes líricos italianos y El arte a la sombra de la política. El tema del último coloquio sirve a su vez de título a la exposición a través de todas las incidencias, tan dramáticas a veces, de la relación de Toscanini con el fascismo e incluso con el mismo Hitler, que concluyeron en total rompimiento.

La posición y el modo de pensar del maestro se resumen en estas palabras de una carta a Bruno Walter (1938), en la que por razones políticas renuncia a intervenir en el Festival de Salzburgo: "Tengo un solo modo de pensar y comportarme. Camino y caminaré siempre por la vía recta que me he trazado en la vida".

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