Crítica:DANZA

Con playeras y a lo loco

La coreógrafa y directora de 0 Vertigo, Ginette Laurin, recibió formación de gimnasta desde los ocho años. También estuvo dos años en el grupo La La La Human Steps, visto en Madrid durante el pasado otoño en una obra que, como todo lo que viene de Canadá, hace gala de salud, fuerza y una dinámica rayana en la locura corporal. Es siempre una danza que se sostiene a través de quemar el mayor número posible de calorías por segundo.En Granada han presentado varios fragmentos de sus piezas de repertorio, sobresaliendo la primera, Up the wall, donde los seis bailarines luchan a través de una ...

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La coreógrafa y directora de 0 Vertigo, Ginette Laurin, recibió formación de gimnasta desde los ocho años. También estuvo dos años en el grupo La La La Human Steps, visto en Madrid durante el pasado otoño en una obra que, como todo lo que viene de Canadá, hace gala de salud, fuerza y una dinámica rayana en la locura corporal. Es siempre una danza que se sostiene a través de quemar el mayor número posible de calorías por segundo.En Granada han presentado varios fragmentos de sus piezas de repertorio, sobresaliendo la primera, Up the wall, donde los seis bailarines luchan a través de una danza atlética contra la cuarta pared, esta vez presentada físicamente por un paramento de metacrilato transparente que escalan, golpean y tratan de violentar. En ellos hay dos fuentes que no acaban de hacer una tercera sustancia uniforme: Europa a través de la danza francesa y Norteamérica a través de la ejercitación neoyorquina.

0 Vertigo Danse (Canadá)

Up the wall. Laurin-Hubert; Crash landing- Laurin-Laszlo Mélis; Fuil house: Ginette Laurin. Teatro Isabel la Católica. Granada, 29 de mayo.

Los chicos de O Vertigo bailan en playeras y juegan la baza del full contact reconvertido en contact danse, una mecánica de entrenamiento que da fuerza a los intérpretes pero que carece de entidad propia en la escena.

La coreógrafa ha dicho: "Un cuerpo dinámico es en sí un objeto poético". Esta propuesta se convierte en una especie de adoración jónica de las formas humanas, pero púdicamente vestidas de colores pasteles.

Por cada minuto interesante y válido hay tres que se pueden suprimir o sustituir. Es un trabajo que no está cuajado como estilo y menos como producto final.

Falta coherencia y es necesario huir de la facilidad, esa tentación de deslumbrar a través de riesgo acrobático.

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