El concierto del siglo

Este año se celebra el 250º aniversario de la muerte de Antonio Stradivari, y Cremona, su ciudad natal, cuna de los violines más perfectos del mundo, se apresta a una serie de celebraciones que culminarán con un concierto que se hará sólo con Stradivarius: los 50 mejores, un acontecimiento que ha suscitado pasión entre los aficionados y ha sido calificado ya como el concierto del siglo.Faltarán en este evento sólo los cinco instrumentos que posee el Patrimonio Nacional español, que no han salido hacia Italia por razones de seguridad. Autoridades italianas han manifestado su pesar al no contar ...

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Este año se celebra el 250º aniversario de la muerte de Antonio Stradivari, y Cremona, su ciudad natal, cuna de los violines más perfectos del mundo, se apresta a una serie de celebraciones que culminarán con un concierto que se hará sólo con Stradivarius: los 50 mejores, un acontecimiento que ha suscitado pasión entre los aficionados y ha sido calificado ya como el concierto del siglo.Faltarán en este evento sólo los cinco instrumentos que posee el Patrimonio Nacional español, que no han salido hacia Italia por razones de seguridad. Autoridades italianas han manifestado su pesar al no contar con cinco piezas que destacan entre los Stradivarius más perfectos y de mayores cualidades.

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Los Stradivarius que aún siguen en activo se encuentran en su mejor momento. Dos siglos y medio parece un plazo razonable, dicen los expertos, para que la madera, alcance el mejor tono. Algunos Stradivarius, aun restaurados, se descubren por su sonido de una nitidez inigualable. Otros, en cambio, conservados con los máximos cuidados, pierden sus cualidades con el paso del tiempo.

El secreto parece que estriba, además de en la ímpecable confección y cuidada elaboración, en el tiempo que se dejabá reposar la madera de los bosques de los alrededores de Cremona antes de cortarla. Los Stradivarios,son hoy un patrimonio limitado -los verdaderamente aptos para conciertos no sobrepasan el centenar-, y se llegan a cotizar a 125 millones de pesetas.

Se trata de un patrimonio que tiende a desaparecer. Dos de los ejemplares más preciados han desaparecido en los últimos años en sendos accidentes de avión.

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