Editorial:

El dinero, por las nubes

COMO ERA de esperar, la escalada de tipos de interés ha terminado por reflejarse espectacularmente en las bolsas españolas, que han recuperado a la baja, en su mayor parte, los índices de partida del año actual. Tras un paréntesis de espera, los inversores -parecen haber entendido que la restricción monetaria es algo que va a durar más de lo que en un primer momento se dijo.El precio del dinero, con ser importante, no es el único factor que ha influido en la reciente caída de las bolsas. El problema de FECSA ha repercutido sobre la cotización del conjunto de las compañías eléctricas. A ello ha...

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COMO ERA de esperar, la escalada de tipos de interés ha terminado por reflejarse espectacularmente en las bolsas españolas, que han recuperado a la baja, en su mayor parte, los índices de partida del año actual. Tras un paréntesis de espera, los inversores -parecen haber entendido que la restricción monetaria es algo que va a durar más de lo que en un primer momento se dijo.El precio del dinero, con ser importante, no es el único factor que ha influido en la reciente caída de las bolsas. El problema de FECSA ha repercutido sobre la cotización del conjunto de las compañías eléctricas. A ello ha contribuido tanto la estrategia de la propia empresa, aparentemente empeñada en proponer soluciones inaceptables para sus acreedores extranjeros, como la del propio Ministerio de Industria, incapaz de encontrar una vía de salida racional al problema, que no tiene por qué implicar el reconocimiento de la responsabilidad subsidiaria del sector público en un asunto que concierne esencialmente a instituciones privadas. La banca extranjera tampoco ha dado muestras de templanza, y se ha lanzado por la vía de estentóreas declaraciones más propias de la mesa de juego que de la negociación de un asunto dificil y complejo.

Por su parte, la agitación social de las últimas semanas ha desempeñado un papel importante en la creación de un estado de opinión fundamentalmente distinto del que prevaleció a lo largo del pasado año. Es posible que al analizar los últimos conflictos se llegue a la conclusión do que no han sido tan generalizados como parece a primera vista. La concentración de algunas huelgas en los días de vacaciones con el evidente propósito de alterar los planes de millones de viajeros y, en otro orden de cosas, la dureza de los enfrentámientos debidos a dificiles problemas de reconversión en algunas zonas del país han creado un malestar generalizado que se ha visto ampliado por las reivindicaciones corporativas -de algunos colectivos profesionales. Todo lo cual ha contribuido a crear un ambiente de preocupación tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, a pesar de que la mayoría de las huelgas que han tenido lugarse inscriben en el marco del sector público y a pesar de que, esencialmente, la situación económica no ha variado de modo sustancial en relación con el año pasado. 0 la euforia de entonces era injustificada, o el pesimismo actual es excesivo.

El aumento del precio del dinero ha sido el colofón final de una serie de causas que no justifican por sí solas el actual derrumbe de las cotizaciones. Con una tasa de inflación del 6%, es lógico que la permanencia de tipos de interés superiores al 20% en el mercado interbancario provoque primero alarma y después el deseo de incrementar la remuneración obtenida del ahorro individual o corporativo. Por eso han pasado unos días hasta que los operadores han llegado a la conclusión de que la restricción sería más larga de lo previsto. A partir de ese momento, las cotizaciones en la bolsa no podían sino bajar.

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La euforia del pasado año reflejó, sin duda excesivamente, la mejora de la situación económica; esta vez la caída de las cotizaciones refleja la fase actual de incertidumbre en la que parece que nos adentramos. Amedida que el mercado se amplía se hace más sensible a las oscilaciones de la economía y menos a las manipulaciones, lo cual, desde el punto de vista de los inversores, es una evolución favorable cuando se considera un horizonte más amplio que el de las semanas o los días.

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