Editorial:

El valor del dinero

EL ENDURECIMIENTO de la política monetaria a lo largo de las últimas semanas está provocando una serie de reacciones cuyo denominador común es la alarma suscitada por el rápida aumento de los tipos de interés en el mercado monetario, que se sitúa ya por encima del 20%.Las interpretaciones de este endurecimiento son de diversa índole. Oficialmente, se debe a la imperiosa necesidad de acercar la tasa de inflación española a la del resto de los países de la CE, para lo cual es preciso desacelerar el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación, que se encuentra actualmente en talas del ord...

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EL ENDURECIMIENTO de la política monetaria a lo largo de las últimas semanas está provocando una serie de reacciones cuyo denominador común es la alarma suscitada por el rápida aumento de los tipos de interés en el mercado monetario, que se sitúa ya por encima del 20%.Las interpretaciones de este endurecimiento son de diversa índole. Oficialmente, se debe a la imperiosa necesidad de acercar la tasa de inflación española a la del resto de los países de la CE, para lo cual es preciso desacelerar el crecimiento de la cantidad de dinero en circulación, que se encuentra actualmente en talas del orden del 17%, en vez del 8% propuesto como objetivo compatible con un aumento de los precios del 5%. Sin embargo, hay quienes ven en el endurecimiento un aviso a los negociadores de los convenios colectivos en el sentido de que la Administración no está dispuesta a financiar un incremento nominal de las rentas que sea incompatible con la reducción de las tensiones inflacionistas.

Según las declaraciones oficiales, al inicio de la escalada, hace unas semanas, la elevación de los tipos de interés se contemplaba como un fenómeno transitorio que debía remitir en mayo. Sin embargo, el mercado parece ver las cosas de otra manera, pues predomina el sentimiento de que los tipos permanecerán elevados durante un período, de tiempo bastante más largo. Los más pesimistas profetizan un período de al menos un año, lo cual parece, a primera vista, exagerado, pues aunque el mercado interbancario no sea el más importante de los mercados financieros, es difícil pensar que puedan mantenerse indefinidamente tipos de interés reales del orden del l4%. Por otra parte, tampoco parece muy verosímil pensar en un proceso de distensión en los primeros meses del verano, cuando la afluencia de turistas la y evolución estacional del déficit público alimentan sustancialmente el crecimiento de la masa monetaria. En definitiva, lo más probable es que los tipos de interés en el mercado interbancario permanezcan elevados durante algunos meses.

El aumento de los tipos de interés a corto plazo ha tenido lugar en un momento en que la liberalización de los tipos de interés de los depósitos en los instituciones financieras tiende a impulsar al alza el precio del crédito. Ambos movimientos se refuerzan mutuamente, a pesar de la escasa comunicación que existe entre los mercados, con el resultado final de amenazar el crecimiento de la inversion. Éste es el principal problema al que tienen que hacer frente ahora los responsables de la política económica: cómo luchar contra el aumento de los precios sin dañar al mismo tiempo el aumento de la inversión productiva que tiene lugar desde hace más de un año.

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La situación se complica por la desfavorable evolución de la balanza comercial española. Las importaciones de mercancías están creciendo a tasas cercanas al 40% en pesetas, lo cual, dada la evolución de los precios mundiales, equivale también la su crecimiento en volumen, mientras que las exportaciones aumentan a un ritmo inferior al 10%. La restricción monetaria, al forzar al alza los tipos de interés internos, favorece la apreciación de la peseta, dañando la competitividad de los productos españoles en el exterior.

La solución de estos problemas ni es evidente ni está sólo en manos del Gobierno. El mantenimiento de la restricción monetaria actual lleva implícitos unos riesgos que, aunque probablemente menores que los derivados del aumento de la tasas de inflación, distan mucho de ser despreciables.

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