Apertura hacia el Sur

La presencia cultural española en París ha sido fruto de contactos entre las Administraciones culturales española y francesa intensificadas en los últimos meses. El primer ministro, Jacques Chirac, que es también el alcalde de París, ha puesto especial empeño en este proyecto, que se extiende desde septiembre de este año hasta abril de 1988, pocas semanas antes de las elecciones presidenciales francesas.Las intenciones de Chirac, o de los responsables de cultura como mínimo, parecen ir más lejos. Según fuentes españolas y francesas, el esfuerzo que se va a realizar tiene como propósito termina...

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La presencia cultural española en París ha sido fruto de contactos entre las Administraciones culturales española y francesa intensificadas en los últimos meses. El primer ministro, Jacques Chirac, que es también el alcalde de París, ha puesto especial empeño en este proyecto, que se extiende desde septiembre de este año hasta abril de 1988, pocas semanas antes de las elecciones presidenciales francesas.Las intenciones de Chirac, o de los responsables de cultura como mínimo, parecen ir más lejos. Según fuentes españolas y francesas, el esfuerzo que se va a realizar tiene como propósito terminar con la actual situación de incomunicación entre ambas culturas, rota sólo por acontecimientos singulares, para llegar a un punto en que el flujo de intercambios, exposiciones y actividades sea constante y normal.

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El Gobierno conservador de Jaeques Chirac, cuyo partido ha sido siempre propenso a sentar recelos respecto a Europa, será pues quien encabece la apertura cultura de España. El secretario de Estado para la Cultura, Philippe de Villiers, que no pertenece al RPR, sino al Partido Liberal, o banda de leo (por el ministro de Cultura, François Leotard), ha sido el autor por parte francesa del proyecto.

Pero será Chirac, como alcalde de París, quien intentará protagonizar la apertura hacia el Sur. Chirac, en la conferencia de prensa celebrada en Madrid, el 4 de marzo, sometió a De Villiers a uno de sus tratamientos de choque, quizá como premonición de que su glotonería política querrá incluir a la cultura española. Primero, Chirac fingió no ver al secretario de Estado, solicitado para explicar el convenio con España, a pesar de que estaba sentado a su lado, casi rozándole en el mismo canapé. Luego, cuando De Villiers habló del centro beaubourg le cortó con brutalidad: "Querrá decir usted el Centro Georges Pompidou", le espetó.

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