Entrevista:EL NUEVO ROSTRO DE LA URSS

Aleksandr Yakovlev: "La reflexión occidental sobre si ayudar o no a Mijail Gorbachov es inmoral"

Entrevista con uno de los más decididos impulsores de la 'apertura' soviética, que el lunes inicia una visita a España

Las relaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos no sólo son malas, sino que "han empeorado"; la reflexión occidental sobre si ayudar o o a Mijail Gorbachov en sus esfuerzos por mejorar la situación económica de la URSS es "inmoral", y la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán -para la que aún no hay fecha- depende de EE UU, afirma Aleksandr YakovIev, miembro suplente del Politburó y secretario del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (PCUS), en una entrevista con la corresponsal de EL PAÍS en Moscú, en vísperas de su llegada a España.

YakovIev, de 63 años, t...

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Las relaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos no sólo son malas, sino que "han empeorado"; la reflexión occidental sobre si ayudar o o a Mijail Gorbachov en sus esfuerzos por mejorar la situación económica de la URSS es "inmoral", y la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán -para la que aún no hay fecha- depende de EE UU, afirma Aleksandr YakovIev, miembro suplente del Politburó y secretario del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (PCUS), en una entrevista con la corresponsal de EL PAÍS en Moscú, en vísperas de su llegada a España.

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YakovIev, de 63 años, tiene bajo su tutela los departamentos de Propaganda, Cultura y Ciencia del Comité Central, y está considerado como uno de los colaboradores más próximos de Gorbachov y una de las personalidades más brillantes del actual equipo dirigente soviético. El próximo lunes, 9 de marzo, YakovIev inicia una visita oficial a Madrid, donde será recibido por el rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno, Felipe González. En opinión de este alto funcionario, en las relaciones hispano-soviéticas, que cumplen este año su décimo aniversario, se puede hablar tan sólo de tendencias positivas.Aleksandr YakovIev, que conserva un acento del Volga en su hablar relajado, inició su carrera en el aparato del partido en Yaroslav y desempeñó después diversos cargos relacionados con la cultura, la ciencia, la Prensa y la propaganda en el aparato del Comité Central en Moscú. Fue miembro de la dirección de la revista Komunist, desde 1966 hasta 1973, y de la comisión revisora del partido, desde 1971 hasta 1976.

En 1986 ingresó como miembro de pleno derecho en el Comité Central, donde se ocupaba ya, sin embargo, de cuestiones de propaganda tras una estancia de dos años al frente del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales. A esa institución llegó YakovIev en 1983, poco después de que Mijail Gorbachov visitará Canadá, donde YakovIev se encontraba a la sazón como embajador. El actual líder soviético se quedó, al parecer, muy impresionado por las cualidades organizativas y la habilidad de ese historiador, autor de numerosos libros sobre política internacional y especialmente sobre EE UU, donde estudió en 1959.

Durante aproximadamente una hora, Yakovlev, un hombre de ojos vivaces y cejas pobladas, conversó con EL PAÍS en su despacho del Comité Central, una amplia habitación en donde, además de una mesa rectangular -a la que nos sentamos frente a frente-, hay un escritorio repleto de carpetas cuidadosamente alineadas. La sala contiene asimismo una biblioteca, una foto de Gorbachov y un expositor de revistas con una amplia selección de publicaciones especializadas soviéticas, desde la literaria Novi Mir hasta la económica Eko, pasando por publicaciones históricas, filosóficas y otras muchas.

Pregunta. ¿Cuál es el estado de las relaciones sovíético-norteamericanas? ¿Cree usted posible llegar a un acuerdo con la actual Administración estadounidense?

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Respuesta. El estado de las relaciones, digámoslo directamente, es malo, aunque algunos líderes de Estados Unidos hablen como si hubieran mejorado. Esto no es verdad. No hay ninguna mejora. De hecho, y objetivamente, las relaciones empeoran, pero a veces se juzga como si el intercambiar discursos duros fuera un empeoramiento, y si pasa un mes sin ellos se interpreta como una mejora. Las cosas no son así. No se pueden juzgar las relaciones por tales fenómenos artificiales externos. Eche una ojeada a los últimos años. Casi todos los acuerdos han sido destruidos. Nos queda sólo el tratado ABM (sobre sistemas contra misiles balísticos, de 1972), y éste está sometido a un activo ataque para socavarlo con la "interpretación amplia" y su supuesto plazo de duración, aunque el tratado es indefinido. Los norteamericanos tienen la costumbre de considerar que si sucede algo que parece positivo, como el restablecimiento de los vuelos de Aeroflot a EE UU, por ejemplo, ya empiezan a decir que se trata de un gran paso en las relaciones.

Nada de eso. La esencia de las relaciones se caracteriza por los acuerdos: si hay guerra o no, si la humanidad va a sobrevivir o no. Si se.consigue llegar a un acuerdo, como Gorbachov propuso en Reikiavik, y liquidar las armas nucleares y además hacer serios recortes en las armas convencionales y acabar con las bases extranjeras, entonces viviremos más tranquilamente. En nuestro siglo nuclear, donde todo pende de un hilo, considerar un pequeño fenómeno como una muestra seria de las relaciones es evitar la esencia de las cosas y engañar a la gente. En cuanto a las visitas de alto nivel, tanto por parte nuestra como norteamericana, estamos a favor de ellas, pero hay que hacerlas para algo concreto. No es sólo cuestión de ir a visitarse como van los parientes, porque en nuestro tiempo los líderes de las grandes potencias no pueden ir sólo a decirse "hola, querido; adiós, querido". La gente espera algo del encuentro y está cansada de los gastos militares.

P. ¿Cuál es, a su juicio, el papel que España puede desempeñar con vistas a la seguridad en el continente europeo?

R. En Europa tenemos que actuar todos juntos. Ni la URSS ni ningún otro país puede actuar en solitario. La mejora de relaciones internacionales en un mundo interdependiente es una cuestión bilateral y multilateral. La voz de España ha comenzado a oírse cada vez más. Es un país con un serio potencial político, y en cuestiones europeas es difícil decidir sin ella. Su interés y la atención que se le presta en América Latina es comprensible por todos.

Don Quijote, comunista

P. En Occidente hay quien opina que un aumento del potencial económico de la URSS supone una amenaza, por cuanto una URSS econórificamente fuerte puede dictar mejores condiciones en el terreno internacional. ¿Qué beneficio obtienen los países pequeños y medios de Europa occidental de una URSS económicamente más potente?

R. Sé que este tema se discute acaloradamente en Occidente. Considero que la reflexión sobre si ayudar o no a Gorbachov es inmoral, inmoral. ¿Por qué lo bueno para uno debe suscitar el malestar del otro? El pensar así no pertenece a la tradición española. Yo considero que Don Quijote fue el primer comunista español. Pero, aparte de esto, creo que éste,es un planteamiento norteamericano, no europeo.

Los norteamericanos han tomado la decisión in terna de hacer todo lo posible por entorpecer la realización de nuestro programa de aceleración económica. Ven en él una amenaza. Comprenden que si la URSS se fortalece económicamente, borrarla de la faz de la tierra, como dijo Reagan en el Parlamento británico, será más difícil. Esto ya eraantes una quimera, pero, si tenemos una posición más firme y más sólida, manipular el socialismo será aún más difícil. ¿Acaso podrá Estados Unidos mandar en la situación económica como lo hace hoy, si nosotros suponemos una competencia en el mercado mundial? Así que aquí hay unaa idea comprensible y real que se la inculcan a los europeos. No creo que el europeo corriente tema a la Unión Soviética. Estamos a favor del máximo de confianza, porque tenemos razones para desconfiar seriamente de Occidente, y esta desconfianza es dificil de superar. Recibimos miles de cartas pidiéndonos que vayamos con precaución, pues los soviéticos han experimentado en su propia sangre los motivos de la desconfianza.

P. ¿Y usted no cree que en Occidente hay motivo para desconfiar de la URSS?

R. ¿Con qué fundamento? Veamos, ¿discutimos con que fundamento?

P. Pienso en la tradición de la pokazuja (la mentira organizada para que las cosas parezcan estar bien sin estarlo). Ahora se pueden leer en la Prensa soviética artículos que hubieran valido la expulsión de aquí del corresponsal extranjero que se hubiera atrevido a escribirlos hace cinco años. Sobre el papel todo era estupendo, pero en la práctica no era así y se engañaba al exterior.

R. Éste es nuestro desarrollo interno. Éste es un asunto interno nuestro.

Asuntos internos

P. Sí, pero los asuntos internos también influyen sobre los externos.

R. Y si nuestra política exterior se basara sobre la política interna de EE UU, ¿a dónde nos llevaría eso? Un presidente que engañó a todos en el Watergate. Otro presidente ha vuelto a engañar ahora a toda la sociedad. ¿Qué se puede esperar de ese país? Me da hasta miedo pensarlo. Pero no podemos basar nuestra política externa en eso. Hay que encontrar una comprensión mutua internacional. Establecer un sistema de prejuicios y sospechas ante nuestro país basado en su desarrollo interno es una tontería y no es correcto.

Lo que hacemos aquí es cosa nuestra. Ayer actuábamos de una forma, considerando que las necesidades sociales eran unas -de forma correcta o íncorrecta, ése es ya otro tema-. Hoy, consideramos que estas necesidades sociales son otras y que hay que seguir desarrollando las cosas, evitando los errores. Y no vamos en dirección al capitálismo, sino que nos alejamos de él.

P. Afganistán ha sido una de las causas de desconfianza internacional de cara a la URSS. ¿Hay ahora más motivos para ser más optimistas que hace tres meses en lo que se refiere a la retirada de las tropas soviéticas?

R. Depende del comportamiento de los norteamericanos. Ellos tienen la decisión interna de mantenernos en Afganistán cuanto más tiempo mejor, y hacen todo lo posible. Incrementaron su ayuda y aprovisionamiento por vía privada y estatal. Pakistán, por lo visto, puede hacer muy poco ahora de forma independiente, porque está endeudado hasta la coronilla. El Gobierno afgano ha anunciado una política de reconcillación y está dispuesto a mucho. No sé qué más puede hacer.

P. Se puede adelantar un calendario de retirada?

R. ¿Cómo se va a poder? Si los nortearriericanos están dispuestos a solucionar el conflicto y se lo lacen saber a quienes mantienen, la cuestión puede solucionarse muy deprisa.

P. La dirección soviética defiende la política de glasnost o transparencia informativa. ¿Se puede pensar que la publicación de los debates en los plenos del Comité Zentral y en el Politburó será posible en el futuro?

R. Hay asuntos internos del partido y éste debe decidir cuándo sacar las cosas a luz pública. Un pleno es una conversación en confianza y el mismo pleno adopta a decisión de publicar o no el debate. En lo que se refiere a los plenos, hubo una ocasión en que se publicó todo el debate. Estaban todos a favor, y tampoco se publicó entero. Creemos que la forma de tomar decisiones no es para entrenarse en el arte de la retórica, sino para que la gente se sienta libre y franca y diga lo que piensa. Las decisiones, una vez elaboradas, se publican.

La vuelta al capitalismo

P. El partido se ha pronunciado por una ampliación y profundización de la democracia. En este marco puede surgir quien se manifieste a favor del sistema capitalista o por la pluralidad de partidos. Además, el primer Gobierno soviético era pluripartídista. ¿Cuál es el grado de contradicción que se va a tolerar?

R. Esta cuesión no se plantea de momento. Es académica, abstracta. Ustedes tienen un punto de vista unilateral. Hasta ahora nadie planteó ni planteará volver al capitalismo. Entre nosotros eso está excluido. La diferencia entre ustedes y nosotros es que ustedes pueden negar o aceptar el socialismo, pero no lo conocen. Conocen sólo el capitalismo. Nosotros conocemos ambos. Tuvimos capitalismo y hemos elegido nuestro camino después de comparar. La elección esta hecha. Hay que ir hacia adelante, no hacia atrás.

Sobre el pluralismo y el sistema pluripartidista, hay que ver cómo se entiende esto. No existe aquí nada que nos conduzca a tener un sistema pluripartidista. No tenemos clases antagónicas ni propiedad privada que pudiera manipular las riendas de los partidos para que defendieran sus intereses. Ahora, cuando todos los procesos van a ser controlados por los colectivos, la economía, la política, esa cuestión no surge, y dentro del país nadie plantea esos problemas.

P. Sin embargo, hay gente aquí que no vería con malos ojos la existencia de más de una plataforma política.

R. Usted ha visto cuál es aquí el proceso de elaboración de nuevas leves, cuántas opiniones diferentes, que a veces se excluyen mutuamente, hay que considerar. Ahora vamos a preparar una ley sobre elecciones. Y, en lo que se refiere al sistema de dos partidos, estoy harto de ver ese juego allende el océano. Es un engaño. Cuando aparecen los candidatos en un debate televisivo, nadie escucha sus contestaciones, sólo se pretende poner en dificultades al oponente ante los electores. Es un show, y nuestra sociedad de trabajadores no necesita ningún show para elegir a los miembros de un Parlamento o para ocupar algún puestecillo.

P. Este año se cumple el 70º aniversario de la Revolución de Octubre y está en marcha un proceso de revisión de la historia, para la que se preparan nuevos manuales. ¿Van a valorarse de forma distinta figuras como Stalin o Trotsky?

R. La historia no se puede revisar. Las cosas son tal como fueron. Otra cosa es lo que un científico u otro pueden escribir sobre esa historia. Ahora hay discusiones muy serias sobre eso y se puede apreciar en las revistas dedicadas a la historia del PCUS. Éstos son problemas muy complicados. Los problemas históricos a veces son incornprensibles para sus contemporáneos. Mientras escribían los participantes en la gran guerra. patria [II Guerra Mundial], el matiz de subjetivismo era inevitable.

Durante la época de Stalin se adoptaron muchas decisiones en los distintos congresos, tales como la colectivización, la industrialización..., y lo mismo pasó poco después de su muerte, en 1953. Pero hay que saber qué es lo que hay que cambiar, cuándo y para qué. En Occidente escriben que Gorbachov ha regresado a Lenin. No se trata de ir hacia atrás, hacia Lenin, sino adelante con Lenin. En la historia no se puede volver atrás ni repetir lo que pasó. El período de Lenin era completamente diferente. Pero la metodología para resolver los problemas fue muy interesante, y eso es lo que tenemos que llevar con nosotros, pues Lenin era un gran hombre.

La llave de la puerta principal para que la aceleración sea real es una democratización muy amplia de la sociedad, una integración de todo el pueblo en este proceso. Aunque el partido va a la cabeza de este proceso, el que decide es el pueblo, y eso tiene que ocurrir, porque si no no podremos hacer nada,

P. ¿Qué espera de su visita a España?

R. Espero que sea un ladrillito más en las relaciones soviético españolas. Tengo muchas ganas, muchas esperanzas de poner ese ladrillito en nuestra casa común europea, en la que hay ahora demasiados juguetes malos. Estaría muy bien quitar esos juguetes y quedarse con el Museo del Prado, el Hermitage. Hay que quitar los cohetes., los tanques ... ; ése es el sueño dorado de cualquier europeo. Y hay que abandonar lo prejuicios tontos. Haremos lo posible para liquidar nuestra desconfianza hacia Occidente, aunque va a ser muy difícil. Como decimos los ateos, que así lo quiera Dios.

Relación positiva con España

Pregunta. ¿Cómo evalúa usted estos 10 años de relacíones con España?Respuesta. No creo que haya algo especialmente negativo en nuestras relaciones. Sólo se puede hablar de tendencías positivas en el desarrollo de las mismas. Especialmente después del encuentro entre el secretario general, Mijail Gorbachov, y el primer ministro, Felipe González, ha aumentado la cornprensión-mutua. Nuestras relaciones tienen una base con tradición. Los sentimientos cálidos, de simpatía, que existían antes de la guerra civil, se han prolongado hasta la actualidad, y yo diría que se trata de un factor psicológico que facilita nuestra relación, con independencia de la larga pausa que hubo en ella durante los tiempos de Franco.

Podrían desarrollarse más deprisa, pero tenemos un diálogo político bastante activo y puntos de coincidencia internacionales, como la posición de su Gobierno de adherirse al Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP), que impide la producción, el almacenamiento e incluso el tránsito de las armas nucleares. Esto coincide con nuestra posición favorable a eliminar las armas nucleares de Europa. Creemos, además, que a España le interesa que el Mediterráneo sea una zona de paz y cooperación, y por eso hemos propuesto sacar de allí las flotas militares de la Unión Soviética y Estados Unidos.

Hay otros temas de interés mutuo, y en las que podríamos ponernos de acuerdo. En el terreno económico podríamos hacer más. En una detallada conversación mantenida esta semana con una delegación del PSOE, convinimos que ambas partes muestran una cierta timidez y que hay una falta de perseverancia en este sector. Se podría hacer más para desarrollar empresas mixtas, en tráfico marítimo o en reparación de buques, y también en el campo de la ciencia. En cultura no va mal. El interés mutuo es muy grande. Eso es indiscutible.

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